CAPITULO TRECE
N/A: El siguiente fic contiene lenguaje adulto y sexo explícito. Menores de 18 leen bajo su responsabilidad.
Agustín estaba
sentado en el sillón de su living, con una cerveza fría en una mano y el
control de la tele en la otra. Pasaba
los canales con desdén, mientras pensaba que haría el resto de día.
Pensaba un poco en
lo que era su vida. Por la mañana trabajaba en una oficina, comia algo, y
volvía a casa. Ese departamento tenía un sillón cómodo para tragarse el
programa televisivo todas las madrugadas, una heladera para guardar latitas de
cerveza, un microondas para recalentar la comida y una cama para llevar a las
chicas que, cada viernes y sábado, pasaban a combatir su soledad.
No la pasaba mal,
pero creía que necesitaba algún plan, un proyecto de vida, algo asi. Y que por
más que se hicera el duro, necesitaba a alguien a su lado. Estaba muy seguro de
eso. Tanto como de que no iba a ser fácil, acostumbrado como estaba a las
chicas por una noche.
Una sola vez había
tratado hasta ahora de tener una relación estable con alguien. Lo había
intentado con Candela, porque sabía que, al menos hasta el momento, era la
única chica que significaba algo para él. Era su amiga desde que tenía memoria,
habían compartido miles de momentos, buenos y malos. Se conocían mejor que
nadie y creyó que eso haría las cosas más fáciles.
Sin embargo, pasó lo
contrario. Si bien la pasaban bien juntos y habían pasado la noche en su
departamento más de una vez, no podían comprometerse realmente entre si. Eran demasiado
diferentes y llegó un momento en que se dieron cuenta de que, si seguían
juntos, solo iban a lastimarse.
Él había llegado a
la conclusión, después de muchas quejas y discusiones, de que la verdad era que
ella le importaba demasiado como para meterla en sus conflictos amorosos. Era
prácticamente la única amiga verdadera que tenía y aunque a veces pareciera a
punto de caer en la tentación, no quería perderla. Y ese deseo de no perderla
era más fuerte que todo lo demás.
Terminó la cerveza y
miró el reloj. Ya eran las 23.40 del jueves. Cierto, todavía no era viernes.
Pero necesitaba un poco de acción.
Sonrió. Sabía
perfectamente dónde encontrarla.
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Euge miró inquieta a
su amiga, que no podía sacar la vista de las dos personas que estaban viendo.
- Supongo que no es
lo que parece...- trató de restarle importancia a la escena, pero la morocha
clavó sus ojos en ella.
- Yo creo que es
exactamente lo que parece...- exclamó con un hilo de voz. No estaba segura de
cómo se sentía. No lo había visto en años y al principio se había preguntado si
lo volvería a ver alguna vez, y bajo que circunstancias sería. Definitivamente
no pensó que serían esas.- ¿Podes creer que esa que se está chapando es la
estúpida de mi prima?- murmuró indignada.
- Bueno, sabes que
tu prima es bastante rapidita...- acordó la rubia. Se miraron con complicidad.-
Supongo que viene de familia...- bromeó y su amiga le golpeó suavemente el
hombro.- Vamos, La... Nico ya debe estar por llegar a casa y todavía no empecé
a cocinar.- Trató de convencerla.
Lali miró una vez
más la escena. Ella llevaba el uniforme del colegio. Su cabello castaño estaba
suelto y llevaba una sonrisa radiante que le pareció insoportable. Charlaban
animados y él le daba algún beso de tanto en tanto. Resignada, se dio vuelta y
siguió a su amiga.
Estuvieron un rato
en silencio.
- Creí que ya te
habías olvidado de ese pibe...- dijo Euge finalmente, mirando algo insegura a
su amiga.
- Y lo hice...-
exclamó ella segura.- Te juro, Eu! Es solo que... no se, no pensé que iba a
volver a verlo. Además él no me obligo a nada. Fue mi decisión, yo me obsesioné
y quise hacer todo para tenerlo. Y lo conseguí...- sonrió.- Pero bueno, era re
pendeja y.... bue, ya sabes la historia... Creo que más que nada fue una... una
decepción... porque yo no estaba enamorada de él, ni mucho menos...- le aseguró
energicamente.- Vos lo sabés...
- Si, ya se...
- Pero bueno, basta
de hablar de Vico...- resolvió.- Que se curta a mi prima, a la vecina o al
portero, no me interesa...- sonrió.- Te acompaño a tu casa a dejar las cosas
asi me voy al laburo.
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Agustín estacionó su
auto en una esquina y caminó unos pasos. Era una casa chica pero muy linda, con
rejas verdes y un pequeño patio. Tocó el timbre y apareció una muchacha rubia,
algo desconcertada.
- ¿Agustín?- se
sorprendió.- ¿Qué haces acá?
Él sonrió.
- Hola Mery...- ella
se acercó y le abrió la puerta. Él la saludó de manera galante, besando la
comisura de sus labios.
Entraron. Había una
mesa con algunas sillas, una sala de estar con un par de sillones. Todo estaba
un poco apretado pero la decoración era muy acercada. A pesar del espacio
reducido era un lugar cómodo y vistoso.
- ¿Qué necesitas,
Agus? ¿Para que viniste?- preguntó ella unos minutos después, todavía
confundida.
Él la miró extrañado.
- Para coger...-
exclamó como si fuera obvio.- Estaba en casa, embolado... necesitaba un poco de
acción... y obviamente pensé en vos, ¿quién sino?- susurró acercandose
lentamente y tomando su cintura.
Ella lo apartó.
- Si, todo muy bien
lindo, pero no puedo... estoy super ocupada y...
Agus posó sus dedos
en los labios de la rubia para que se callara.
- Nada! Vos y yo
vamos a pasar la noche juntos...
- Te digo que no
puedo nene!
Agustín se quedó un
momento en silencio.
- ¿Sabes que? Esta
bien...- se lamentó.- Voy a tener que buscar otro plan entonces... no se, ir a
ver a alguno de los chicos... charlar un rato...- la miró.- Hace rato que no
veo a algunos ¿viste? tenemos cosas que contarnos... como con...- sonrió.- ¿vos
lo conoces no? Morocho, ojitos claros... seguro le va a gustar saber que...
- ¡BASTA!
Él sonrió.
- Sos una basura!-
murmuró ella.
- No, no me digas
eso...- se quejó.- Simplemente soy justo y vos y yo tenemos un trato... Yo no
cuento tu secreto... vos tenes que hacer algo por mi...-le guiñó un ojo.- Vos
sabes que soy un colgado, Mery! Se me puede escapar algo sobre...
- Esta bien!- lo
interrumpió. Se dio vuelta y echó un vistazo a su casa.- Pero acá no...
- No hay drama...
vamos a un telo...- sonrió.
Ella lo miró con un
poco de seriedad y le dijo que la esperara. Agus la vio desaparecer tras una de
las puertas y se sentó en el sillón.
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Nico y Euge se
besaban con ternura. Estaban sentados en la mesa, con unas copas de vino,
después de haber terminado de comer.
- Estuve todo muy rico,
bonita...- murmuró él, mientras ella sonreía satisfecha.
- Me alegra que te
haya gustado
Siguieron mimandose,
sentados en un sillón mientras veían una peli y por la ventana, la noche caía
envolviendo cada rincón.
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Mery y Agus se
bajaron del auto. Ella lo siguió unos pasos por atrás mientras él se acercaba y
pedía una habitación. Aprovechó para mirarse en un espejo de la sala. Llevaba
un vestido estampado, por arriba de las rodillas y unos zapatos marrones
divinos. Le gustó como se veía. Finalmente el castaño le hizo una seña y fueron
a la habitación.
Entraron. Él dejó su
abrigo en la cama y se acercó a ella. La arrinconó contra la pared y, apartando
su cabello, empezó a besar su cuello. Corrió uno de los breteles del vestido y
sus besos se extendieron al hombro desnudo de la rubia. La miró sonriendo y la
besó en los labios, lleno de deseo. Tomándola de la cintura la acercó a la
cama, empujándola levemente para que se sentara. Sin miramientos, se desabrochó
el jean y sacó su pija afuera. Tomó la cabeza de Mery y se la metió en la boca.
Tomando su cabello guiaba sus movimientos. Ella se ayudaba con las manos,
pajeandolo mientras pasaba la lengua por la punta. Finalmente se la metió
entera, dejando que entrara y saliera de sus labios. Agus se iba calentando y
ella sentía que empezaba a atragantarse, pero no podía dejar de chuparsela por
la presión que él ejercía.
- MMMMMM TE GUSTA
PUTA?- murmuró él, dejando que sacara su pija de su boca y mirándola con una
sonrisa llena de picardía.- MMM SI, YO SE QUE TE ENCANTA...
Tomándola del brazo
la hizo levantarse y volvió a besarla, tomando su cintura para apretarla contra
su cuerpo. Una de sus manos levantó un poco su vestido para empezar a tocar
descaradamente su colita. Logró que sus dedos se metieran bajo la ropa
interior, para acariciarlos con más empeño. Dejó de besarla solo un momento
para agacharse y deshacerse de la tanga que Mery llevaba bajo el vestido. La
arrojó al suelo y hizo que se acostara. Abrió sus piernas, subió su vestido y
empezó a chupar su conchita. Sus manos abrían los labios vaginales para que su
lengua llegara más adentro. Se movía con energía, mientras ella se retorcía de
placer entre las sábanas. Cada tanto se levantaba para deleitarse con el rostro
placentero de la rubia, mientras sus manos continuaban en trabajo en su
intimidad. Dejó que sus dedos entraran una y otra vez en ella, comprobando lo
húmeda que estaba, mientras ella suspiraba.
- AHHHHHHHHHHHHHH
- Viste que te gusta
puta? Te hacés la dificil pero te encanta!! sos una putita barata y te
encanta!!!
Se incorporó y
terminó de sacarse los pantalones, arrodillandose en la cama y empezando a
frotar la punta de su pija sobre la conchita mojada de la rubia. Mientras su
otra mano subió completamente el vestido, empezando a pellizcar y acariciar sus
tetas. Se chupaba los dedos y los fregaba en sus pezones, logrando que quedaran
completamente duritos.
-
AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH SIIIIIIIIII- volvió a suspirar Mery.
Agus sonrió.
- PEDIMELOOOOO! DALE
PUTA! PEDIME QUE TE LA META BIEN ADENTRO! ROGAME QUE TE ROMPA TODA! DALE TROLA!
- METEMELAAA!!!!!!-
gritó ella. Lo miro a los ojos, mordiéndose el labio.- Dale, AGUS!!! COGEME,
PLEASE!
- Ahhhh como me
calentas, rubia!!!!- rió él, mientras se acomodaba bien. Abrió sus piernas y
volvió a colocarse en posición. Luego, sin aviso, entró en ella de una,
facilitado por la humedad que tenía.
- AHHHHHHHHHHHHHHH
SIIIIII NO PARES!!!- gritó ella.
Agus tomó sus
piernas para impulsarse y empezó a entrar y salir rápidamente. Aumentaba la
velocidad cada vez más al ver que ella levantaba los brazos y se agarraba de
los garrotes de la cama para impulsarse.
- AHHHHHHHHH TE
GUSTA?!! AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH- gritaba él.
- SIIIIIIIII MAS
RAPIDO GORDI!!!!!!
Agus se recostó un
momento y, deslizando su brazo bajo la cintura de ella, la incorporó. Se
acomodó mejor, besándola y apretando su pechos contra el suyo y se quedó
arrodillado en la cama, con sus piernas alrededor de su cintura, como si la
tuviera alzada a upa. Sus manos tocaban sus nalgas y la guiaban en los movimientos,
mientras su boca, con la respiración cada vez más agitada, tratada de captar
sus tetas en las embestidas.
Ella se aferraba a
su cuello, pasando su lengua por allí cuando no podía besarlo.
- AHHHHHHHHHHHHHHHH-
gritaban los dos, completamente excitados.
- VOY A ACABAR
MERY!!!!!- avisó él.
- NO, NO!- se alarmó
ella, deteniendose. Él la miró desconcertado.
- ¿Qué pasa?- logró
decir pese a la agitación.
Ella sonrió con
picardía y lo besó brevemente. Luego se acercó a su oído y le susurro:
- Quiero que me
acabes por atras...
Agus, riendo, salió
de ella. Primero se tomó un momento para chuparle las tetas, que lo habían
estado tentando mientras se la cogía. Las juntaba con sus manos y las capturaba
completamente con sus labios, mordiendolas y chupandolas, lleno de deseo. Luego
la hizo ponerse en cuatro. Primero le metió algunos dedos y también su lengua.
Le encantaba la colita que tenía. Le dió algunas nalgadas y se preparó para
ponersela. Primero lo puso en la punta y empezó a entrar con suavidad, mientras
ella gritaba, entre el dolor y el placer. Luego lo fue metiendo hasta el fondo.
Se quedó un momento allí, besando su espalda, y luego empezó a entrar y salir.
Ella volvió a agarrarse de los garrotes de la cama, ahora boca abajo, mientras
sus tetas se movían con la velocidad que tomaba. No tardaron en acabar.
-AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH-
gritó el, mientras sentía que le llenaba el culo de su leche tibia.
-
AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII- gritó ella, y él, sacando su
pija, sonrió al ver que unas gotas caían de la conchita de la rubia.
Ella volvió a
acostarse y él se recostó sobre ella. Estuvieron besándose y tocándose un rato,
hasta que ella le pidió que la llevara de regreso a su casa.
Se despidieron en el
auto. Luego ella bajó y entró apurada. Estaba abriendo la puerta cuando sintió
que su celular sonaba. Atendió sin fijarse quien era.
- Hola?- se quedó
quieta con la llave en la mano y esbozó una sonrisa.- Hola!- repitió un poco
más alegremente.- Pensé que no ibas a llamarme nunca, gordo... sabes que...- su
expresión cambió. Aparentemente su interlocutor no le hablaba muy bien.-
Para... no, nada que ver!... Pero eso es verdad, no es mi culpa... No me
interesa!- exclamó algo enojada.- No te vas a deshacer de mi tan fácil, y lo sabes...-
susurró con seguridad. Estuvo un momento en silencio y bajó las defensas.-
Bueno...- aceptó. Miró su reloj.- ¿Cuándo y dónde? ¿Eh?- Volvió a mirar su
reloj.- Bueno, esta bien...- se resignó y cortó la comunicación.
En vez de seguir
intentando con la llave volvió a salir por la reja y tomó un taxi.
Bajó en una plaza
algo desierta por la hora. Se acomodó el vestido y el peinado y lo vio. Un
muchacho morocho, con una remera celeste, estaba de espadas sentado en un
banco. Con una sonrisa algo triste se acercó.
- Hola...- murmuró
suavemente al llegar a su lado.
Él se dio vuelta y
la miró seriamente.
--- Tatiii <3
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