martes, 17 de abril de 2012

CAPITULO 14

 

CAPITULO CATORCE
 
N/A: El siguiente fic contiene lenguaje adulto y sexo explícito. Menores de 18 leen bajo su responsabilidad. 
(FLASH BACK)

Una muchacha bajaba de un taxi. Tenía una remera holgada y unos jeans. Las zapatillas eran modernas pero estaban algo gastadas. Sacó sus anteojos de sol y dejó a la vista sus ojos marrones, intensos. Todo era nuevo para ella, y era lo que había estado buscando: novedad.
Tenía solo 15 años, pero una mañana se había detenido para mirar atrás y decir "Ya no quiero esto". En ese momento se había ido del sur, donde había pasado su infancia, y se había ido a Buenos Aires.
No había dejado demasiado. Sus padres habían muerto cuando ella tenía tres años, en un accidente aéreo. Había quedado a cargo de su padrino y su mujer. Dos personas bastante frías y estrictas. Tenía horarios fijos, salidas limitadas, dinero exacto para los gastos. No tenía espacio ni para pensar en soledad. Una presencia continua, pero seca... sin abrazos, sin sonrisas, sin palabras alentadoras.
Cuando su adolescencia empezó, quiso libertad. El no tenerla solo lograba que la idealizara y la deseara con mas empeño. En Buenos Aires había parado en lo de la familia de una compañera, que la había ayudado bastante. Le escribió una misiva breve a su padrino para decirle que estaba bien.
Consiguió un trabajo enseguida. Le pagaban muy poco pero ella necesitaba lo que fuera.
Esos meses en esa casa, con esa gente a la que había conocido de un día para el otro, fueron su primer idea de una familia. Era la primera vez que se sentaba a una mesa con sonrisas y amabilidad.
Cinco meses después de llegar a la ciudad, pudo mudarse a un modesto departamento que había alquilado. Empezó a administrarse, a conocer más gente y a salir por las noches. Disfrutaba de la libertad que siempre había soñado sin medir las consecuencias. Quería hacer todo junto, cuanto antes.
Así fue como una noche se había ido de un boliche con un chico y habia tenido su primera vez. Lejos de sentirse intimidada o avergonzada, lo había disfrutado. Era una chica segura de si misma, orgullosa y con ideas claras. Eso le resultaba atractivo a todos los hombres. O al menos a la mayoria de ellos.
Cuando cumplió los 17 se anotó en un programa nocturno para terminar lo que le quedaba de la secundaria. Allí conoció al primer chico capaz de resistirse a sus encantos. Era morocho, con el cabello desordenado y unos ojos verdes, como el claro de un lago en medio de un bosque. Quedó hechizada por él y se propuso conquistarlo. Lo llamaba con cualquier excusa, se ponía la ropa más provocativa que tenía, le lanzaba indirectas y algunas directas también, pero él simplemente no estaba interesado.
Una noche, llegó al colegio unos minutos antes de que empezara la clase y se dispuso a leer una carta que había recibido de su padrino. Había llegado en la mañana pero no había tenido tiempo de leerla.
Se sentó en los escalones de la entrada y la leyó. Mientras lo hacía unas lágrimas solitarias empezaron a rodar por su mejilla. Era la primera vez que él se comunicaba con ella en dos años. Nunca le había contestado la carta que ella había mandado al llegar a la ciudad.
Le contaba que su mujer había fallecido hacía unos meses. Y le pedía perdón por todo... por la actitud que había tenido, por no haberla comprendido, por no haberla contenido...
"Tu papá es el mejor amigo que tuve alguna vez. Siempre estuvo para mi y su muerte me desconcertó por completo. No pude calibrar mi propio dolor, linda. Y por eso no pude imaginar el tuyo. Sé que hice todo mal. En vez de darte el cariño que necesitabas dejé que mi angustia me apartara de vos. Nunca me lo voy a perdonar, como sé que tu padre tampoco lo haría. Estaría tan decepcionado como yo de mi mismo. Pero espero, de corazón, que algún día puedas perdonarme. Sos tan parecida a él... tenes su coraje, su seguridad, su fuerza... sé que vas a lograr lo que te propongas. Espero que allí puedas encontrar la felicidad que no supimos darta acá. Pero sabé que, a pesar de todo, acá tenes un lugar al que podes volver cuando quieras."
Estaba ensimismada en sus pensamientos, mientras una catarata de recuerdos pasaban por su mente, cuando sintió una mano sobre su hombro. Se sobresaltó. Alguien se había sentado a su lado.
- ¿Estás bien?- preguntó. Ella lo miró fijamente. Era el chico de ojos claros.
Asintió levemente, mientras se limpiaba la cara con la manga.
- No parece...- comentó él. Acercó la mano a su rostro y acarició su mejilla.- No llores...- le pidió dulcemente.- Contame que te pasa...
Y ella le contó todo. Todas las emociones que tenía flor de piel salieron de ella como un alúd. Le contó de sus padres, de sus tios, de su soledad...
Él la escuchó en silencio. Después la invitó a tomar un café y hablaron de temas más alegres.
Mientras tomaba la taza ella sintió que una llama empezaba a arder en su pecho.
- ¿Porqué te gusta tanto ese chico, Mery?- le había preguntado una vez su amiga del sur, la única que tenía y que la visitaba seguido.
Ella había sonreido.
- Porque es el único con el que puedo ser yo misma...

(FIN FLASH BACK)

Pablo la miraba con seriedad mientras ella se sentaba a su lado.
- Yo...
- Vos nada- la interrumpió él secamente.- Vos te vas a limitar a escucharme.- exclamó con frialdad.- Lo que hiciste fue de cuarta, Maria. ¡No podes mandarme esos mensajes! Te dije que estaba saliendo con alguien... y te dije que no queria saber nada más con vos...
- Pensé que era solo otro de tus gatitos de turno ¿ok?- exclamó ella molesta.
- Bueno, pero no lo era...
Ella sonrió.
- ¡Jodeme! ¿Me vas a decir que estabas enamorado? ¡Por Dios! Eso no te lo crees ni vos...
- Eso es mi problema ¿si?
- ¡Y vos sos el mio!- subió la voz.- Yo soy la única chica para vos... y no voy a parar hasta que te des cuenta.
Él la miró seriamente.
- Lo nuestro ya fue, Mery. Nosotros tuvimos nuestra oportunidad y todo se terminó. Se terminó por completo cuando te fuiste por un año y medio sin dejar rastro ¿de eso te olvidaste?
Ella vaciló.
- No, no me olvidé... pero vos no tenes idea de porqué lo hice.
- Ni me interesa, a esta altura, sinceramente..
Pablo miraba la plaza, los árboles... y su rostro seguía siendo implacable. Ella lo miraba con algo de tristeza.
Acercó su mano y la pasó suavemente, casi de manera imperceptible, por su rostro.
Él la miró.
- Por favor, María... dejame en paz... dejame seguir...
- No puedo...- susurró ella.- No me pidas eso, mi amor... no me pidas que te deje ir...
- Vos ya me dejaste ir hace rato ¿si? ¡y yo no soy tu amor!
- ¡Si que lo sos! ¡y el más grande de mi vida!- exclamó con fiereza, antes de tirarse sobre él y, aferrandose a su cuello, besarlo con pasión.
Él no reaccionó, primero por sorpresa. Luego porque, a pesar de su frialdad, algo quedaba de todo lo que había sentido por esa chica. El sabor de sus labios, la textura de su piel... le pareció extraño que todo le resultara tan familiar después de tanto tiempo. Con tantas cosas en su mente tardó unos minutos en darse cuenta de lo que estaba haciendo y apartarla.
- ¡¿Te volviste loca?!
Ella lo abrazó con fuerza, aprentando su cuerpo contra el suyo, mientras seguía hablando suavemente en su oído.
- Por favor, mi amor.. .dame una oportunidad... Te juro que puedo explicarte todo lo que pasó... tenes que saberlo... pero no me rechaces mas... dame solo una oportunidad.. es lo único que te pido, una oportunidad.
Pablo la apartó, esta vez con un poco más de delicadeza.
- ¿Una oportunidad para que?
- Para que veas que nunca dejé de amarte....

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Eugenia salió del baño y se cubrió con una toalla rosada. Su cabello estaba completamente mojado y las gotas caían sobre su cuello y su espalda. Se enroscó la toalla alrededor de cuerpo, la anudó, y fue a su habitación. Estaba por decidir que ropa se pondría cuando sintió el timbre.
Extrañada, se acercó a la puerta. Como hacía calor no se molestó en calzarse o cubrirse demasiado. Supuso que sería Rocío, Lali... o a lo sumo Nico...
Abrió despreocupadamente y se encontró con un chico divino, de cabello muy corto y ojos dulces, que la miraba con una sonrisa, algo sorprendido.
- Me parece que no llego en un buen momento...- exclamó.
Ella trató de cubrirse, en vano, un poco más.
- ¿Y vos sos...?- preguntó tratando de disimular su confusión.
- Perdón... soy Peter...- cómo vio que lo seguia mirando sin entender, siguió explicando.- ... soy amigo de Nico... tu novio, supongo... ¿sos Eugenia, no?
Ella asintió.
- Si, perdón. Soy Eugenia.
- Un gusto- le extendió su mano mientras sus ojos la recorrian entera y se detenían en sus piernas desnudas y sus hombros algo mojados por el cabello húmedo.- Estaba buscando a Nico... ¿está aca?- preguntó, dandole un vistazo a la sala.
- No, no está... iba a venir esta tarde...
- Ah, pasa que pasé por su casa y no estaba y bueno... pensé que iba a estar acá...
- No... ¿para qué lo necesitabas?
- Es que necesito que me pase unos datos y unas carpetas para el laburo...- se lamentó.
- Bueno, si querés podes esperarlo.-miró su reloj.- Debería llegar en hora y media, dos horas...
- No, no quiero joderte..
- Esta todo bien, de verdad... no hay drama...- sonrió.
Él dudó solo un momento.
- Bueno, está bien.- entró sonriendo.
Ella le señaló el sillón.
- Esperame acá, me voy a cambiar... ¿querés tomar algo?
- No esta bien, te espero...
Ella se alejó dando pasos rápidos. Estaba llegando al pasillo que llevaba a las habitaciones cuando pisó mal y, al estar descalza y con los pies mojados, se resbaló, cayendo de espaldas sobre el suelo frío.
- Ayyy!!- gritó mientras Peter, alarmado, se acercaba a ayudarla.

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Cande y Agus caminaban por la calle, mientras charlaban entre risas.
- ¿Un amigo de tu hermano? ahhh pero que...
Ella le pegó en el hombro.
- Ojito con lo que vas a decir!!!
- que... buena idea... - cambió él sobre la marcha, con una sonrisa cómplice.- Claro... buensimo... queda todo en el círculo intimo, todo entre conocidos... ¿para que agregar alguien nuevo no?- sonrió mientras ella lo tomaba del brazo y seguían caminando.
- Si, vos no sabes lo que es... es tan...
- Bueno afloja un poco igual que no soy una amiga eh.. a mi me gustan las minas... asi que si no me decis que el flaco este tiene una hermanita o amiguita que esta potable, como para mi... como que no me interesa mucho...- se lamentó él.
- Sos terrible, amigo...- se resignó ella con una sonrisa.- Pasa que...- se detuvo repentinamente, tirando de su amigo hasta que quedaron escondidos tras un árbol.
- ¿Qué haces?
- ¡SHH!!- le pidió que se callara mientras le señalaba a una chica que pasaba patinando, con una remera negra a lunares y unos auriculares en los oidos.
Cuando terminó de pasar salieron del escondite improvisado.
- ¿De quién nos estabamos escondiendo, Canu? Porque no me quedó muy claro...- preguntó Agus, mirando confundido a su amiga.
Ella hizo un esfuerzo por no poner los ojos en blanco.

Mientras tanto Lali seguía patinando, hasta que el ruido de su celular la sobresaltó y casi la hace volar por los aires.
- Hola... ¿si? ¿Rochi?- sonrió.- ¿Cómo andas nena? Me comentó tu hermana que estabas aca, pero todavia no me visitaste... mmm bueno dale... - se puso un poco seria.- Si, eso también me lo contó... pero no te preocupes diosa, va a estar todo bien... vos lo sabes...- exclamó con complicidad y volvió a reir.- Dale, te espero.. uhh justo hoy que estaba aburrida... bueno, el viernes entonces Ro! Cuidate.
Siguió patinando y volvió a sentir el celular. Esta vez era un mensaje. Lo leyó con una sonrisa. Al parecer no iba a pasar la tarde aburrida, después de todo...


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Mientras seguían discutiendo, empezó a llover. Trataron de cubrirse inútilmente y ella le pidio que fueran a su casa a seguir hablando.
- No, ni lo sueñes, Maria. Ya no tenemos nada que hablar.
- Dale, gordo. Estas re lejos de tu casa y odias manejar mucho cuando llueve...- él la miró extrañado.- Por favor, estamos a cinco minutos de casa... aunque sea hasta que pare un poco...
Finalmente él accedió.

Llegaron y ella puso agua a hervir para preparar café.
- Negro con dos de azucar ¿no?- lo miró levemente, mientras él asentía.
Lo tomaron casi en silencio, mientras el ruido de la lluvia torrencial llenaba la sala.
Ella lo miraba fijamente, hasta que él no pudo soportarlo más.
- ¿Podes dejar de mirarme asi?- pidió.
- ¿Asi cómo?
Pablo negó con fastidio y se levantó de la silla, algo enojado.
Ella hizo lo mismo, rápidamente, y se colocoó delante suyo.
- ¿Qué haces?
- Me voy, eso hago.
- No, no te vayas mi amor...
- ¡No me dig...!
Ella lo besó una vez más. Se aferró a él, abrazandolo con fiereza, mientras sus lenguas se entrelazaban en su interior, desenfrenadamente. Él trató de frenarla un par de veces, pero ella no cedió y Pablo finalmente se dejó llevar por ese deseo que los unia y que los había unido siempre.
Él la tomó de la cintura y la alzó, mientras ella enredaba sus piernas en la cintura de él. Sin dejar de besarse, entraron a la habitación. Ella le sacó rápidamente la remera, mientras él dejaba caer su vestido. Los labios del morocho empezaron a recorrer su cuello y su espalda desnuda.
La recostó en la cama mientras él se colocaba sobre ella, recorriendo su cuerpo y descubriendo, a su pesar, cuánto lo había extrañado. Bajó hasta sus pechos, mordiendolos suavemente y pasando su lengua con delicadeza por sus pezones, mientras ella cerraba los ojos y disfrutaba el trabajo que él hacía.
Sus manos le juntaron los pechos, para recorrerlos con más facilidad con su boca, mientras ella no podía evitar que se le escaparan los suspiros.
- Ahhhhhhhhhh.
Él siguió bajando por su pancita, dejando besos en todos lados, hasta llegar a sus piernas. Con una sonrisa pícara, las abrió, empezando a acariciar su conchita sobre la ropa interior. Frotaba su mano cada vez con mas entusiasmo, mientras la rubia aumentaba sus suspiros.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii no pares mi amoooooooor.
Abrió un poco más sus piernas y empezó a dejar besos sobre la tela. Luego terminó de sacarsela y, ya sin telas, empezó a meterle su lengua adentro. Sus dedos entraban y salían de ella mientras con su boca la chupaba con dedicación y empeño.
- Siiiiiiiiiiiiiiiiiiii seeeeeeeeeeeeguiiiiiii paaaaabliiiii
Él empezó a chuparla con un poco más de violencia, mientras ella hacía presión con sus caderas para que la lengua del morocho llegara aún más adentro.
Finalmente él volvió a colocarse sobre ella, besando su cuello mientras frotaba el bulto de su pantalón contra las piernas húmedas de la rubia. Se incorporaron un momento y ella desabrochó su jean y sacó su pija del boxer. Dejó que fuera él quien se recostara y mirandolo con una sonrisa, se llevó su miembro a la boca. Lo envolvió con sus labios, suavemente, para luego metersela entera, aumentando la velocidad.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh siiiiiii seguiiiii meeeeeery!!! ahhhh no paressss
Ella sonrió, mientras continuaba su trabajo con más energia.
Finalmente él tomó cartas en el asunto. Volvió a recostarla, con las piernas abiertas, mientras él se acomodaba en la cama. Una de sus piernas estaba apoyada en el piso y la otra estaba arrodillada sobre la cama. Tomando las piernas abiertas de la rubia, se puso en el medio y empezó a meterse dentro de ella. Como estaba prácticamente parado, le era más cómodo manejar las piernas de ella para ir aumentando la velocidad. Los vaivenes empezaron suaves pero fueron haciendose cada vez más rápido, hasta que casi no podían respirar con comodidad.
- AHHHHHHHHHHHHHHHHHHH SIIIIII MI VIDAAAAA MAS FUERTE! MAS FUERTEEEE!!!!- pedía ella, mientras él hacía lo que le pedía.
- AHHHHHHHHHHH SIIIIIIIII TE GUSTAAAA ASSIIIIII??
- SIIIIIIIIIIIIIIIIIII ME ENCANTAAAAAA
Siguieron mientras sus cuerpos se contorsionaban de placer.

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Lali se encontraba riendo en la cocina de su casa, mientras Nico la ayudaba a preparar un licuado. Sostenían la tapa de la licuadora para que no se saliera mientras no paraban de reir.
- Que desastre...- decía Nico mientras limpiaba la mesada.
- Si, rubio... creo que la próxima mejor nos arriesgamos y los tomamos en el local- rió ella.
El se acercó, la tomó de la cintura y la besó brevemente. Luego agarró los vasos que ella le pasaba para servir los licuados.
- Quedó riquisimo...- aprobó ella.
- Si, ya vamos a ir mejorando la técnica...- comentó el mientras se sentaban en la mesa con los vasos llenos.
Prendieron la tele y siguieron riendo y charlando.

---

- ¿Estas bien?- preguntó Peter una vez mas. Ella asintió.
- Si, solo me duele un poco la espalda..
Él la ayudó a levantarse. Pasó su brazo derecho por la espalda de la rubia y con el otro la sustuvo de las piernas, para alzarla. Miró el pasillo y enseguida distinguió la habitación. La llevó allí rápidamente y la acostó sobre la cama.
- ¿Seguro que estas bien?- volvió a preguntar.
Ella se inclinó un poco, tocandose el cuello y la espalda.
- Me duele un poco pero...
- Date vuelta...
Ella lo miró extrañada.
- Te voy a hacer unos masajes ¿si? No quiero que te pase nada por mi culpa...- sonrió.
- ¿Tu culpa?- preguntó ella mientras se recostaba boca abajo.
- Si...- él tomó su toalla, que ella ya había aflojado, y la deslizo hasta su cintura, de manera que toda su espalda quedó descubierta.- Aparecí de la nada y no de tiempo de cambiarte ni de calzarte...
- Jaja tenes razón.... ay!...
- Perdón...- sonrió. Sus manos había empezado a moverse suavemente en la espalda de la rubia, con energía. Frotaba su piel todavía húmeda, sintiendo la frescura del contacto. Sus manos se extendía por la espalda, hasta los costados, e iban bajando hasta donde llegaba la toalla.
Ella cerró los ojos para disfrutar más el masaje. Él estaba un poco incomodo, asi que sin hacer ruido, se subió a la cama y se arrodilló sobre ella, con una rodilla apoyada a cada lado de la cintura de Euge. Sus masajes siguieron, mientras sus manos recorrian la piel de la rubia, desde su cuello hasta sus caderas, cubriendo toda la superficie. El lugar y la posición en que se encontraban, sumado al cuerpazo que tenía ella, lograron que la temperatura de Peter comenzara a subir, mientras ella suspiraba de placer por el masaje.
- Ahhhh esto es genial! seguiii
Peter se inclinó un poco sobre ella. De a poco sus manos empezaron a bajar por los costados. Cada vez un poco mas, hasta casi rozar sus pechos. Ella empezó a darse cuenta, no podía no haberlo hecho... pero se hacía la tonta y eso lo calentó mas. Siguió inclinandose y, mientras sus manos empezaban a tocar suavemente sus pechos, sus labios rozaron su cuello.
- ¿Querés que te saque todos los dolores?- susurró en su oído, con la voz casi imperceptible, con la respiración un poco agitada.
La vio asentir, todavía con los ojos cerrados y sonrió.
Sus labios terminaron de posarse en su piel. Recorrieron su cuello, casi con dulzura, y bajaron por su espalda. Se fue deslizando sobre ella, hasta llegar a su cintura. Allí tomó la toalla y empezó a bajarla mientras seguía besando su piel. De a poco fue dejando al descubierto su colita. Sintió como ella se estremecía y no pudo reprimir una sonrisa. Sus manos empezaron a masajear su colita, quería cubrirla completamente con sus dedos. Finalmente no pudo mas y siguió con su lengua. Chupaba su colita, le encantaba. Estuvo unos minutos mas allí y volvió a inclinarse sobre ella, besando su cuello, esta vez con mas pasión y deseo. Todavía sobre ella, se levantó un poco y la hizo darse vuelta. Ella tenía los ojos entrecerrados y sonreía. Finalmente los abrió. La toalla ya no la cubría y estaba completamente desnuda. Compartieron una sonrisa cómplice y él se entregó a sus labios, besandola con desenfreno, mientras sus lenguas jugaban en el interior de sus bocas. Sus manos empezaron a masajear sus pechos, mientras sus dedos se detenían en sus pezones, pellizcandolos para endurecerlos.
- Ahhhhhhhhhh- suspiró ella. Peter dejó sus labios y bajó hasta sus pechos. Empezó a besarlos, por turnos, mientras dejaba que su lengua jugara con sus pezones. Luego abría la boca y los capturaba entre sus labios, mamandolos lleno de deseo. Ella seguía suspirando, cada vez mas.
- AHHHHHHHHHHHHHHHH SIIIIIIIIIIIIIIIII
Él se inclinó y se sacó la remera. Arrodillado sobre la cama, la tomó del brazo para que se levantar y se pusiera como él. Así, arrodillados, volvieron a besarse, mientras él la apretaba contra su cuerpo, calentandose más al sentir sus pezones duritos sobre su piel. Mientras la besaba volvió a manosear su colita.
Ella aprovechó la posición para desabrochar sus pantalones. Los bajó hasta sacar su pija y dedicarle una sonrisa. Corrió sus rodillas mas atrás para inclinarse sobre su pija y metersela en la boca. Él aprovechaba para acariciar su espalda y sus pechos, que colgaban y se movían mientras el miembro de Peter entraba y salía de su boca.
- AHHHHHHHH QUE BUENA QUE SOSSS!!!!- gritaba mientras ella, como una experta, le chupaba la pija como una puta, sin dejar de mirarlo. Su lengua la recorria entera y luego se la metía completamente en la boca, casi atragantandose.- SIIIIIIIIIII NO PAAAAAAAAAAARESSSS!!! AHHHHHHHHHHHHHHHHH!!
Siguió un rato mas hasta que él la sacó, sosteniendola del pelo, y le indicó que se diera vuelta. Ella le hizo caso, con su mejor cara de perra, dejandole su colita adelante. El empezó a frotar su pija en el culo de la rubia antes de empezar a metersela. La tomó de las caderas y fue entrando de a poco, mientras ella apoyaba los codos en la cama. Cuando llegó al fondo, se acomodó bien y empezó con los vaivenes, acelerando cada vez mas, mientras ella ayudaba moviendose cada vez más rápido y sus gritos se fundian.
- AHHHHHHHH MAS FUERTEEEE LINDOOOOOOO!!!! AHHHHH SIIIIII AHHHHHHH MASSSS!!!!!!!
- MAS PUTITA???!! QUERES MAAAAS???
- SIIIIIIIII NO DEJES DE COGERMEEE, LINDOOO!!!!!!! AHHHHHHHHHHHHHH SIIIIIIIIIi!!!!!! HACEME TUYAAAA!!!!
Él sonrió y siguió entrando y saliendo de ella, mientras le daba nalgadas.
- AHHHHH SIIII TE GUSTA, NO??!
- SIIIIIIIIIIIIIIII
- AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH- gritó finalmente, mientras sentía que depositaba todo su semen en el culito precioso de la novia de su amigo.
Salió lentamente de ella y la recostó una vez mas sobre la cama, inclinandose sobre ella para besarla.
- Ahhhhh eso fue genial...- exclamó ella con la respiración agitada.- Ah creo que...
En ese momento los dos se pararon de golpe, sobresaltados. Alguien tocaba el timbre.

---

Mery, con las piernas abiertas, podía ver perfectamente a Pablo, que entraba y salía de ella. Miraba su rostro lleno de placer, ese mismo que sentía ella y que había compartido cada vez que estaban juntos. Cuando sintió que acababa dentro suyo se sintió completa. Su temperatura llegó al tope y acabó también, unos segundos después.
- AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH- suspiraron los dos mientras conseguían el climax.
Él salió de ella mientras Mery se incorporaba. Lo abrazó, rodeando su cuello con su brazos y lo besó una vez mas, llena de pasión. Así, entre besos, lo fue recostando en cama.
La lluvia seguía cayendo torrencialmente afuera mientras ellos, beso mas beso, se fueron quedando dormidos.


  --- Tatiii <3


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