CAPITULO CATORCE
N/A: El siguiente fic contiene lenguaje adulto y sexo explícito. Menores de 18 leen bajo su responsabilidad.
(FLASH BACK)
Una muchacha bajaba
de un taxi. Tenía una remera holgada y unos jeans. Las zapatillas eran modernas
pero estaban algo gastadas. Sacó sus anteojos de sol y dejó a la vista sus ojos
marrones, intensos. Todo era nuevo para ella, y era lo que había estado
buscando: novedad.
Tenía solo 15 años,
pero una mañana se había detenido para mirar atrás y decir "Ya no quiero
esto". En ese momento se había ido del sur, donde había pasado su
infancia, y se había ido a Buenos Aires.
No había dejado
demasiado. Sus padres habían muerto cuando ella tenía tres años, en un
accidente aéreo. Había quedado a cargo de su padrino y su mujer. Dos personas
bastante frías y estrictas. Tenía horarios fijos, salidas limitadas, dinero
exacto para los gastos. No tenía espacio ni para pensar en soledad. Una
presencia continua, pero seca... sin abrazos, sin sonrisas, sin palabras
alentadoras.
Cuando su
adolescencia empezó, quiso libertad. El no tenerla solo lograba que la
idealizara y la deseara con mas empeño. En Buenos Aires había parado en lo de
la familia de una compañera, que la había ayudado bastante. Le escribió una
misiva breve a su padrino para decirle que estaba bien.
Consiguió un trabajo
enseguida. Le pagaban muy poco pero ella necesitaba lo que fuera.
Esos meses en esa
casa, con esa gente a la que había conocido de un día para el otro, fueron su
primer idea de una familia. Era la primera vez que se sentaba a una mesa con
sonrisas y amabilidad.
Cinco meses después
de llegar a la ciudad, pudo mudarse a un modesto departamento que había
alquilado. Empezó a administrarse, a conocer más gente y a salir por las
noches. Disfrutaba de la libertad que siempre había soñado sin medir las
consecuencias. Quería hacer todo junto, cuanto antes.
Así fue como una
noche se había ido de un boliche con un chico y habia tenido su primera vez.
Lejos de sentirse intimidada o avergonzada, lo había disfrutado. Era una chica
segura de si misma, orgullosa y con ideas claras. Eso le resultaba atractivo a
todos los hombres. O al menos a la mayoria de ellos.
Cuando cumplió los
17 se anotó en un programa nocturno para terminar lo que le quedaba de la
secundaria. Allí conoció al primer chico capaz de resistirse a sus encantos.
Era morocho, con el cabello desordenado y unos ojos verdes, como el claro de un
lago en medio de un bosque. Quedó hechizada por él y se propuso conquistarlo.
Lo llamaba con cualquier excusa, se ponía la ropa más provocativa que tenía, le
lanzaba indirectas y algunas directas también, pero él simplemente no estaba
interesado.
Una noche, llegó al
colegio unos minutos antes de que empezara la clase y se dispuso a leer una
carta que había recibido de su padrino. Había llegado en la mañana pero no
había tenido tiempo de leerla.
Se sentó en los
escalones de la entrada y la leyó. Mientras lo hacía unas lágrimas solitarias
empezaron a rodar por su mejilla. Era la primera vez que él se comunicaba con
ella en dos años. Nunca le había contestado la carta que ella había mandado al
llegar a la ciudad.
Le contaba que su
mujer había fallecido hacía unos meses. Y le pedía perdón por todo... por la
actitud que había tenido, por no haberla comprendido, por no haberla
contenido...
"Tu papá es el
mejor amigo que tuve alguna vez. Siempre estuvo para mi y su muerte me
desconcertó por completo. No pude calibrar mi propio dolor, linda. Y por eso no
pude imaginar el tuyo. Sé que hice todo mal. En vez de darte el cariño que
necesitabas dejé que mi angustia me apartara de vos. Nunca me lo voy a
perdonar, como sé que tu padre tampoco lo haría. Estaría tan decepcionado como
yo de mi mismo. Pero espero, de corazón, que algún día puedas perdonarme. Sos
tan parecida a él... tenes su coraje, su seguridad, su fuerza... sé que vas a
lograr lo que te propongas. Espero que allí puedas encontrar la felicidad que
no supimos darta acá. Pero sabé que, a pesar de todo, acá tenes un lugar al que
podes volver cuando quieras."
Estaba ensimismada
en sus pensamientos, mientras una catarata de recuerdos pasaban por su mente,
cuando sintió una mano sobre su hombro. Se sobresaltó. Alguien se había sentado
a su lado.
- ¿Estás bien?-
preguntó. Ella lo miró fijamente. Era el chico de ojos claros.
Asintió levemente,
mientras se limpiaba la cara con la manga.
- No parece...-
comentó él. Acercó la mano a su rostro y acarició su mejilla.- No llores...- le
pidió dulcemente.- Contame que te pasa...
Y ella le contó
todo. Todas las emociones que tenía flor de piel salieron de ella como un alúd.
Le contó de sus padres, de sus tios, de su soledad...
Él la escuchó en
silencio. Después la invitó a tomar un café y hablaron de temas más alegres.
Mientras tomaba la
taza ella sintió que una llama empezaba a arder en su pecho.
- ¿Porqué te gusta
tanto ese chico, Mery?- le había preguntado una vez su amiga del sur, la única
que tenía y que la visitaba seguido.
Ella había sonreido.
- Porque es el único
con el que puedo ser yo misma...
(FIN FLASH BACK)
Pablo la miraba con
seriedad mientras ella se sentaba a su lado.
- Yo...
- Vos nada- la
interrumpió él secamente.- Vos te vas a limitar a escucharme.- exclamó con
frialdad.- Lo que hiciste fue de cuarta, Maria. ¡No podes mandarme esos
mensajes! Te dije que estaba saliendo con alguien... y te dije que no queria
saber nada más con vos...
- Pensé que era solo
otro de tus gatitos de turno ¿ok?- exclamó ella molesta.
- Bueno, pero no lo
era...
Ella sonrió.
- ¡Jodeme! ¿Me vas a
decir que estabas enamorado? ¡Por Dios! Eso no te lo crees ni vos...
- Eso es mi problema
¿si?
- ¡Y vos sos el
mio!- subió la voz.- Yo soy la única chica para vos... y no voy a parar hasta
que te des cuenta.
Él la miró
seriamente.
- Lo nuestro ya fue,
Mery. Nosotros tuvimos nuestra oportunidad y todo se terminó. Se terminó por
completo cuando te fuiste por un año y medio sin dejar rastro ¿de eso te
olvidaste?
Ella vaciló.
- No, no me
olvidé... pero vos no tenes idea de porqué lo hice.
- Ni me interesa, a
esta altura, sinceramente..
Pablo miraba la
plaza, los árboles... y su rostro seguía siendo implacable. Ella lo miraba con
algo de tristeza.
Acercó su mano y la
pasó suavemente, casi de manera imperceptible, por su rostro.
Él la miró.
- Por favor,
María... dejame en paz... dejame seguir...
- No puedo...-
susurró ella.- No me pidas eso, mi amor... no me pidas que te deje ir...
- Vos ya me dejaste
ir hace rato ¿si? ¡y yo no soy tu amor!
- ¡Si que lo sos! ¡y
el más grande de mi vida!- exclamó con fiereza, antes de tirarse sobre él y,
aferrandose a su cuello, besarlo con pasión.
Él no reaccionó,
primero por sorpresa. Luego porque, a pesar de su frialdad, algo quedaba de
todo lo que había sentido por esa chica. El sabor de sus labios, la textura de
su piel... le pareció extraño que todo le resultara tan familiar después de
tanto tiempo. Con tantas cosas en su mente tardó unos minutos en darse cuenta
de lo que estaba haciendo y apartarla.
- ¡¿Te volviste
loca?!
Ella lo abrazó con
fuerza, aprentando su cuerpo contra el suyo, mientras seguía hablando
suavemente en su oído.
- Por favor, mi
amor.. .dame una oportunidad... Te juro que puedo explicarte todo lo que
pasó... tenes que saberlo... pero no me rechaces mas... dame solo una
oportunidad.. es lo único que te pido, una oportunidad.
Pablo la apartó,
esta vez con un poco más de delicadeza.
- ¿Una oportunidad
para que?
- Para que veas que nunca dejé de amarte....
--------
Eugenia salió del
baño y se cubrió con una toalla rosada. Su cabello estaba completamente mojado
y las gotas caían sobre su cuello y su espalda. Se enroscó la toalla alrededor
de cuerpo, la anudó, y fue a su habitación. Estaba por decidir que ropa se
pondría cuando sintió el timbre.
Extrañada, se acercó
a la puerta. Como hacía calor no se molestó en calzarse o cubrirse demasiado.
Supuso que sería Rocío, Lali... o a lo sumo Nico...
Abrió
despreocupadamente y se encontró con un chico divino, de cabello muy corto y
ojos dulces, que la miraba con una sonrisa, algo sorprendido.
- Me parece que no
llego en un buen momento...- exclamó.
Ella trató de
cubrirse, en vano, un poco más.
- ¿Y vos sos...?-
preguntó tratando de disimular su confusión.
- Perdón... soy
Peter...- cómo vio que lo seguia mirando sin entender, siguió explicando.- ...
soy amigo de Nico... tu novio, supongo... ¿sos Eugenia, no?
Ella asintió.
- Si, perdón. Soy
Eugenia.
- Un gusto- le
extendió su mano mientras sus ojos la recorrian entera y se detenían en sus
piernas desnudas y sus hombros algo mojados por el cabello húmedo.- Estaba
buscando a Nico... ¿está aca?- preguntó, dandole un vistazo a la sala.
- No, no está... iba
a venir esta tarde...
- Ah, pasa que pasé
por su casa y no estaba y bueno... pensé que iba a estar acá...
- No... ¿para qué lo
necesitabas?
- Es que necesito
que me pase unos datos y unas carpetas para el laburo...- se lamentó.
- Bueno, si querés
podes esperarlo.-miró su reloj.- Debería llegar en hora y media, dos horas...
- No, no quiero
joderte..
- Esta todo bien, de
verdad... no hay drama...- sonrió.
Él dudó solo un
momento.
- Bueno, está bien.-
entró sonriendo.
Ella le señaló el
sillón.
- Esperame acá, me
voy a cambiar... ¿querés tomar algo?
- No esta bien, te
espero...
Ella se alejó dando
pasos rápidos. Estaba llegando al pasillo que llevaba a las habitaciones cuando
pisó mal y, al estar descalza y con los pies mojados, se resbaló, cayendo de
espaldas sobre el suelo frío.
- Ayyy!!- gritó
mientras Peter, alarmado, se acercaba a ayudarla.
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Cande y Agus
caminaban por la calle, mientras charlaban entre risas.
- ¿Un amigo de tu
hermano? ahhh pero que...
Ella le pegó en el
hombro.
- Ojito con lo que
vas a decir!!!
- que... buena
idea... - cambió él sobre la marcha, con una sonrisa cómplice.- Claro...
buensimo... queda todo en el círculo intimo, todo entre conocidos... ¿para que
agregar alguien nuevo no?- sonrió mientras ella lo tomaba del brazo y seguían
caminando.
- Si, vos no sabes
lo que es... es tan...
- Bueno afloja un
poco igual que no soy una amiga eh.. a mi me gustan las minas... asi que si no
me decis que el flaco este tiene una hermanita o amiguita que esta potable,
como para mi... como que no me interesa mucho...- se lamentó él.
- Sos terrible, amigo...-
se resignó ella con una sonrisa.- Pasa que...- se detuvo repentinamente,
tirando de su amigo hasta que quedaron escondidos tras un árbol.
- ¿Qué haces?
- ¡SHH!!- le pidió
que se callara mientras le señalaba a una chica que pasaba patinando, con una remera
negra a lunares y unos auriculares en los oidos.
Cuando terminó de
pasar salieron del escondite improvisado.
- ¿De quién nos
estabamos escondiendo, Canu? Porque no me quedó muy claro...- preguntó Agus,
mirando confundido a su amiga.
Ella hizo un esfuerzo
por no poner los ojos en blanco.
Mientras tanto Lali
seguía patinando, hasta que el ruido de su celular la sobresaltó y casi la hace
volar por los aires.
- Hola... ¿si?
¿Rochi?- sonrió.- ¿Cómo andas nena? Me comentó tu hermana que estabas aca, pero
todavia no me visitaste... mmm bueno dale... - se puso un poco seria.- Si, eso
también me lo contó... pero no te preocupes diosa, va a estar todo bien... vos
lo sabes...- exclamó con complicidad y volvió a reir.- Dale, te espero.. uhh
justo hoy que estaba aburrida... bueno, el viernes entonces Ro! Cuidate.
Siguió patinando y
volvió a sentir el celular. Esta vez era un mensaje. Lo leyó con una sonrisa.
Al parecer no iba a pasar la tarde aburrida, después de todo...
---
Mientras seguían
discutiendo, empezó a llover. Trataron de cubrirse inútilmente y ella le pidio
que fueran a su casa a seguir hablando.
- No, ni lo sueñes,
Maria. Ya no tenemos nada que hablar.
- Dale, gordo. Estas
re lejos de tu casa y odias manejar mucho cuando llueve...- él la miró extrañado.-
Por favor, estamos a cinco minutos de casa... aunque sea hasta que pare un
poco...
Finalmente él
accedió.
Llegaron y ella puso
agua a hervir para preparar café.
- Negro con dos de
azucar ¿no?- lo miró levemente, mientras él asentía.
Lo tomaron casi en
silencio, mientras el ruido de la lluvia torrencial llenaba la sala.
Ella lo miraba
fijamente, hasta que él no pudo soportarlo más.
- ¿Podes dejar de
mirarme asi?- pidió.
- ¿Asi cómo?
Pablo negó con
fastidio y se levantó de la silla, algo enojado.
Ella hizo lo mismo,
rápidamente, y se colocoó delante suyo.
- ¿Qué haces?
- Me voy, eso hago.
- No, no te vayas mi
amor...
- ¡No me dig...!
Ella lo besó una vez
más. Se aferró a él, abrazandolo con fiereza, mientras sus lenguas se
entrelazaban en su interior, desenfrenadamente. Él trató de frenarla un par de
veces, pero ella no cedió y Pablo finalmente se dejó llevar por ese deseo que
los unia y que los había unido siempre.
Él la tomó de la
cintura y la alzó, mientras ella enredaba sus piernas en la cintura de él. Sin
dejar de besarse, entraron a la habitación. Ella le sacó rápidamente la remera,
mientras él dejaba caer su vestido. Los labios del morocho empezaron a recorrer
su cuello y su espalda desnuda.
La recostó en la
cama mientras él se colocaba sobre ella, recorriendo su cuerpo y descubriendo,
a su pesar, cuánto lo había extrañado. Bajó hasta sus pechos, mordiendolos
suavemente y pasando su lengua con delicadeza por sus pezones, mientras ella
cerraba los ojos y disfrutaba el trabajo que él hacía.
Sus manos le
juntaron los pechos, para recorrerlos con más facilidad con su boca, mientras
ella no podía evitar que se le escaparan los suspiros.
- Ahhhhhhhhhh.
Él siguió bajando
por su pancita, dejando besos en todos lados, hasta llegar a sus piernas. Con
una sonrisa pícara, las abrió, empezando a acariciar su conchita sobre la ropa
interior. Frotaba su mano cada vez con mas entusiasmo, mientras la rubia
aumentaba sus suspiros.
-
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii no pares mi amoooooooor.
Abrió un poco más
sus piernas y empezó a dejar besos sobre la tela. Luego terminó de sacarsela y,
ya sin telas, empezó a meterle su lengua adentro. Sus dedos entraban y salían
de ella mientras con su boca la chupaba con dedicación y empeño.
-
Siiiiiiiiiiiiiiiiiiii seeeeeeeeeeeeguiiiiiii paaaaabliiiii
Él empezó a chuparla
con un poco más de violencia, mientras ella hacía presión con sus caderas para
que la lengua del morocho llegara aún más adentro.
Finalmente él volvió
a colocarse sobre ella, besando su cuello mientras frotaba el bulto de su
pantalón contra las piernas húmedas de la rubia. Se incorporaron un momento y
ella desabrochó su jean y sacó su pija del boxer. Dejó que fuera él quien se
recostara y mirandolo con una sonrisa, se llevó su miembro a la boca. Lo
envolvió con sus labios, suavemente, para luego metersela entera, aumentando la
velocidad.
-
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh siiiiiii seguiiiii meeeeeery!!! ahhhh no paressss
Ella sonrió,
mientras continuaba su trabajo con más energia.
Finalmente él tomó
cartas en el asunto. Volvió a recostarla, con las piernas abiertas, mientras él
se acomodaba en la cama. Una de sus piernas estaba apoyada en el piso y la otra
estaba arrodillada sobre la cama. Tomando las piernas abiertas de la rubia, se
puso en el medio y empezó a meterse dentro de ella. Como estaba prácticamente
parado, le era más cómodo manejar las piernas de ella para ir aumentando la
velocidad. Los vaivenes empezaron suaves pero fueron haciendose cada vez más
rápido, hasta que casi no podían respirar con comodidad.
-
AHHHHHHHHHHHHHHHHHHH SIIIIII MI VIDAAAAA MAS FUERTE! MAS FUERTEEEE!!!!- pedía
ella, mientras él hacía lo que le pedía.
- AHHHHHHHHHHH
SIIIIIIIII TE GUSTAAAA ASSIIIIII??
-
SIIIIIIIIIIIIIIIIIII ME ENCANTAAAAAA
Siguieron mientras
sus cuerpos se contorsionaban de placer.
---
Lali se encontraba
riendo en la cocina de su casa, mientras Nico la ayudaba a preparar un licuado.
Sostenían la tapa de la licuadora para que no se saliera mientras no paraban de
reir.
- Que desastre...-
decía Nico mientras limpiaba la mesada.
- Si, rubio... creo
que la próxima mejor nos arriesgamos y los tomamos en el local- rió ella.
El se acercó, la
tomó de la cintura y la besó brevemente. Luego agarró los vasos que ella le
pasaba para servir los licuados.
- Quedó
riquisimo...- aprobó ella.
- Si, ya vamos a ir
mejorando la técnica...- comentó el mientras se sentaban en la mesa con los
vasos llenos.
Prendieron la tele y
siguieron riendo y charlando.
---
- ¿Estas bien?-
preguntó Peter una vez mas. Ella asintió.
- Si, solo me duele
un poco la espalda..
Él la ayudó a
levantarse. Pasó su brazo derecho por la espalda de la rubia y con el otro la
sustuvo de las piernas, para alzarla. Miró el pasillo y enseguida distinguió la
habitación. La llevó allí rápidamente y la acostó sobre la cama.
- ¿Seguro que estas
bien?- volvió a preguntar.
Ella se inclinó un
poco, tocandose el cuello y la espalda.
- Me duele un poco
pero...
- Date vuelta...
Ella lo miró
extrañada.
- Te voy a hacer
unos masajes ¿si? No quiero que te pase nada por mi culpa...- sonrió.
- ¿Tu culpa?-
preguntó ella mientras se recostaba boca abajo.
- Si...- él tomó su
toalla, que ella ya había aflojado, y la deslizo hasta su cintura, de manera
que toda su espalda quedó descubierta.- Aparecí de la nada y no de tiempo de
cambiarte ni de calzarte...
- Jaja tenes
razón.... ay!...
- Perdón...- sonrió.
Sus manos había empezado a moverse suavemente en la espalda de la rubia, con
energía. Frotaba su piel todavía húmeda, sintiendo la frescura del contacto.
Sus manos se extendía por la espalda, hasta los costados, e iban bajando hasta
donde llegaba la toalla.
Ella cerró los ojos
para disfrutar más el masaje. Él estaba un poco incomodo, asi que sin hacer
ruido, se subió a la cama y se arrodilló sobre ella, con una rodilla apoyada a
cada lado de la cintura de Euge. Sus masajes siguieron, mientras sus manos
recorrian la piel de la rubia, desde su cuello hasta sus caderas, cubriendo
toda la superficie. El lugar y la posición en que se encontraban, sumado al
cuerpazo que tenía ella, lograron que la temperatura de Peter comenzara a
subir, mientras ella suspiraba de placer por el masaje.
- Ahhhh esto es
genial! seguiii
Peter se inclinó un
poco sobre ella. De a poco sus manos empezaron a bajar por los costados. Cada
vez un poco mas, hasta casi rozar sus pechos. Ella empezó a darse cuenta, no
podía no haberlo hecho... pero se hacía la tonta y eso lo calentó mas. Siguió
inclinandose y, mientras sus manos empezaban a tocar suavemente sus pechos, sus
labios rozaron su cuello.
- ¿Querés que te
saque todos los dolores?- susurró en su oído, con la voz casi imperceptible,
con la respiración un poco agitada.
La vio asentir,
todavía con los ojos cerrados y sonrió.
Sus labios
terminaron de posarse en su piel. Recorrieron su cuello, casi con dulzura, y
bajaron por su espalda. Se fue deslizando sobre ella, hasta llegar a su
cintura. Allí tomó la toalla y empezó a bajarla mientras seguía besando su
piel. De a poco fue dejando al descubierto su colita. Sintió como ella se
estremecía y no pudo reprimir una sonrisa. Sus manos empezaron a masajear su
colita, quería cubrirla completamente con sus dedos. Finalmente no pudo mas y
siguió con su lengua. Chupaba su colita, le encantaba. Estuvo unos minutos mas
allí y volvió a inclinarse sobre ella, besando su cuello, esta vez con mas
pasión y deseo. Todavía sobre ella, se levantó un poco y la hizo darse vuelta.
Ella tenía los ojos entrecerrados y sonreía. Finalmente los abrió. La toalla ya
no la cubría y estaba completamente desnuda. Compartieron una sonrisa cómplice
y él se entregó a sus labios, besandola con desenfreno, mientras sus lenguas
jugaban en el interior de sus bocas. Sus manos empezaron a masajear sus pechos,
mientras sus dedos se detenían en sus pezones, pellizcandolos para
endurecerlos.
- Ahhhhhhhhhh-
suspiró ella. Peter dejó sus labios y bajó hasta sus pechos. Empezó a besarlos,
por turnos, mientras dejaba que su lengua jugara con sus pezones. Luego abría
la boca y los capturaba entre sus labios, mamandolos lleno de deseo. Ella
seguía suspirando, cada vez mas.
- AHHHHHHHHHHHHHHHH
SIIIIIIIIIIIIIIIII
Él se inclinó y se
sacó la remera. Arrodillado sobre la cama, la tomó del brazo para que se
levantar y se pusiera como él. Así, arrodillados, volvieron a besarse, mientras
él la apretaba contra su cuerpo, calentandose más al sentir sus pezones duritos
sobre su piel. Mientras la besaba volvió a manosear su colita.
Ella aprovechó la
posición para desabrochar sus pantalones. Los bajó hasta sacar su pija y
dedicarle una sonrisa. Corrió sus rodillas mas atrás para inclinarse sobre su
pija y metersela en la boca. Él aprovechaba para acariciar su espalda y sus
pechos, que colgaban y se movían mientras el miembro de Peter entraba y salía
de su boca.
- AHHHHHHHH QUE
BUENA QUE SOSSS!!!!- gritaba mientras ella, como una experta, le chupaba la
pija como una puta, sin dejar de mirarlo. Su lengua la recorria entera y luego
se la metía completamente en la boca, casi atragantandose.- SIIIIIIIIIII NO
PAAAAAAAAAAARESSSS!!! AHHHHHHHHHHHHHHHHH!!
Siguió un rato mas
hasta que él la sacó, sosteniendola del pelo, y le indicó que se diera vuelta.
Ella le hizo caso, con su mejor cara de perra, dejandole su colita adelante. El
empezó a frotar su pija en el culo de la rubia antes de empezar a metersela. La
tomó de las caderas y fue entrando de a poco, mientras ella apoyaba los codos
en la cama. Cuando llegó al fondo, se acomodó bien y empezó con los vaivenes,
acelerando cada vez mas, mientras ella ayudaba moviendose cada vez más rápido y
sus gritos se fundian.
- AHHHHHHHH MAS
FUERTEEEE LINDOOOOOOO!!!! AHHHHH SIIIIII AHHHHHHH MASSSS!!!!!!!
- MAS PUTITA???!!
QUERES MAAAAS???
- SIIIIIIIII NO
DEJES DE COGERMEEE, LINDOOO!!!!!!! AHHHHHHHHHHHHHH SIIIIIIIIIi!!!!!! HACEME
TUYAAAA!!!!
Él sonrió y siguió
entrando y saliendo de ella, mientras le daba nalgadas.
- AHHHHH SIIII TE
GUSTA, NO??!
- SIIIIIIIIIIIIIIII
-
AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH- gritó finalmente, mientras sentía que depositaba todo
su semen en el culito precioso de la novia de su amigo.
Salió lentamente de
ella y la recostó una vez mas sobre la cama, inclinandose sobre ella para
besarla.
- Ahhhhh eso fue
genial...- exclamó ella con la respiración agitada.- Ah creo que...
En ese momento los
dos se pararon de golpe, sobresaltados. Alguien tocaba el timbre.
---
Mery, con las
piernas abiertas, podía ver perfectamente a Pablo, que entraba y salía de ella.
Miraba su rostro lleno de placer, ese mismo que sentía ella y que había
compartido cada vez que estaban juntos. Cuando sintió que acababa dentro suyo
se sintió completa. Su temperatura llegó al tope y acabó también, unos segundos
después.
-
AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH- suspiraron los dos mientras conseguían el
climax.
Él salió de ella
mientras Mery se incorporaba. Lo abrazó, rodeando su cuello con su brazos y lo
besó una vez mas, llena de pasión. Así, entre besos, lo fue recostando en cama.
La lluvia seguía
cayendo torrencialmente afuera mientras ellos, beso mas beso, se fueron
quedando dormidos.
--- Tatiii <3
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