CAPITULO ONCE
N/A: El siguiente fic contiene lenguaje adulto y sexo explícito. Menores de 18 leen bajo su responsabilidad.
Candela estaba en su cocina, preparando dos
tazas de café, mientras conversaba alegremente con un muchacho de cabello
castaño y ojos pardos, que en ese momento colocaba en un plato las facturas que
había llevado.
- Si, Canu, fue genial! Tendrías que haber
estado ahi!
- Ay gordo! Sabes que esas cosas no me van
a mi!- se lamentó ella mientras se sentaba, colocando las tazas. Su amigo se
sentó junto a ella mientras seguían charlando.
- Antes te iban, se te está yendo el
glamour!- bromeó.
- No, Agus, nada que ver... pasa que
nosotros eramos novios, gordo ¿entendes? Entonces yo hacía de cuenta que me
gustaban todas esas cosas... pero en realidad me parecen cualquiera, sorry...
Agus la miró fijamente.
- Mirás las cosas que me vengo a enterar...
- sonrió.- Y las exposiciones de autos no son cualquiera...- añadió pretendiendo
cierta seriedad.
- Como vos digas...- exclamó ella,
reprimiendo una sonrisa.- Pero cuando quieras podemos ir a esquiar, eso me
sigue gustando...
- Jaja... si, pero la última vez que te
dije no podías, asi que no te quejes... mi vieja te extraña... dice que nos
tenes abandonados...
- Ay Agus, escenas de celo tuyas no,
please! no me las hacias ni cuando salíamos!- rió.
- Bueno, a lo mejor no quería que se
notara, pero ¿te pensas que no me molestara que te pusieras esas mini super
cortas y que todos los flacos te miraran?
- Jaja... mira las cosas que me vengo a
enterar...- se burló.- Pero bueno, es verdad que estuve un poco colgada! Igual
me re gustó que me mensajearas esta mañana, gordo! Hace rato que no
hablabamos!- exclamó entusiasmada, acercandose con la silla y abrazandolo. Él
sonrió, siguiendo el abrazo. Sus manos acariciaban la espalda de la morocha,
aumentando un poco la intensidad, mientras sus labios rozaban su cuello.
- Bueno, bueno...- se apartó Candela,
frenandole el carro.
Él se apartó, todavía con sus manos en la
espalda de su amiga.
- ¿Qué pasa, Canu? ¿Me tenés miedo?-
bromeó.
- No, gordo... pero no quiero que nos
mandemos cualquiera...
- ¿Cualquiera? Vamos, lo decis como si
nunca hubieramos estado juntos- exclamó con complicidad.
- Si, Agus... pero ya no estamos juntos,
somos amigos y no quiero que perdamos eso, entendes?- dijo haciendo puchero.-
Posta, gordo! vos sos importante para mi! y aunque sea con vos quiero que las
cosas esten claras, si?
- Jaja están claras...
- Si, y es mejor que sigan asi...- sonrió
ella, mientras se enderezaba y volvía a tomar su taza.- Contame, cómo estuvo el
verano en Cuba... Yeyo me contó que...
************
Lali daba vueltas por el supermercado,
agarrando cosas con una mano mientras con la otra sostenía el teléfono mientras
hablaba.
- Si, rubio, obvio que lo vamos a repetir.
Nico reía del otro lado.
- ¿Qué te parece si uno de estos días nos
tomamos un licuado?
Ella se puso un poco seria.
- Rubio, no tentemos la suerte... ese lugar
queda re cerca de lo de Euge, mira si nos ve... se pudre todo!
- Como amigos, morocha! Ella sabe que me
estas ayudando a estudiar, no va a pensar mal...
- No se, rubio... despues hablamos... creo
que lo mejor va a ser que nos juntemos otra vez en casa!
- Bueno, pensalo!- rio del otro lado.- Me
sorprendes morocha! no te hacía tan... como decirlo?... considerada...
Ella rio.
- No lo soy... pero Euge es mi mejor
amiga... No tengo drama en estar con vos, porque realmente la pasamos muy bien
juntos...- exclamó seductoramente.- Pero de verdad prefiero que no se entere...
no quiero que se enoje conmigo...
- Todo bien, morocha! Ya vamos a ver como
hacemos! Te dejo porque tengo que subirme al auto. Cuidate si?
- Un beso, rubio!.- cortó, empujando un
changuito casi lleno. Había harina, manteca, huevos, crema, leche, chocolate y
muchas cosas más. Estaba tratando de encontrar confites cuando chocó con otro
changuito y, sorprendida, vio una cara conocida.
- AY! ¿Porqué no mirás por dónde...?-
levantó la vista.- ¿¡Peter?!
Él sonrió, apartandose un poco de su carro
y mirándola con complicidad.
- Lali! ¿Cómo andas nena?- exclamó, dándole
un pequeño pero intenso abrazo y comiendola con la mirada.- Mirá vos, de todos
los lugares donde podía encontrarte, el que menos imaginé fue este- sonrió.
- Bueno, no soy muy habitué, para serte
sincera, pero tengo que hacer una torta porque es el cumple de un compañero del
laburo y dije que la iba a hacer yo!- se quejó.- Y la cocina no es mi fuerte,
creeme...!
Él la miró con una sonrisa de suficiencia en
los labios, levantando un poco las cejas.
- Bueno, Lali... estás en tu día de suerte!
Porque estás frente al MEJOR repostero del mundo!
Ella lo miró sin convicción.
- Vos decís?
- Obvio!- se alejó de su carro, en el que
solo había un par de gaseosas, y se hizo cargo del de ella, eligiendo el resto
de las cosas que faltaban por comprar.
**************************
"Hola flaqui! Soy Vico, ¿te acordas de
mi? Esta noche me quedo en el depto de mi hermano, a unas diez cuadras de tu
casa. ¿No querés hacerme compañia, linda?"
Candela sonrió. Estaba despidiendo a su
amigo Agustín cuando sintió que su celu vibraba y, una vez que la puerta estuvo
cerrada, leyó ese mensaje que le subió la temperatura a mil. Había pensado,
después de tantos días, que él no iba a llamarla.
Le contestó que claro que iría, y él le
pasó la dirección. Realmente era cerca.
Fue a preparar la ropa que se pondría,
cuando sintió que su hermano y su mamá llegaban.
- Hola princesa!- la saludó Benja,
estrechándola entre sus brazos mientras su mamá dejaba las bolsas que llevaba
en el sillón.- ¿Cómo andas?
- Hola Ben!! Hola mamu! Todo bien, uds? Qué
tal el día?
Estuvo hablando un rato con ellos y les
dijo que tenía que ir a estudiar a lo de una compañera, porque al otro día
tenía examen.
- Seguro nos quedamos estudiando toda la
noche, mamu, porque son banda de temas! No te enojas no? Me llevo la mochila y
mañana vamos de ahí...- sugirió con su mejor cara de santa.
La madre aceptó y ella se preparó para ir a
lo de Vico.
**************************
Lali estaba en su casa, con Peter. Ella
llevaba una remera negra, sin sostén, ajustada al cuerpo, y unos shorts
deportivos. Él tenía unos jeans y una camisa manga corta, tapada por un pequeño
delantal azul que llevaba puesto mientras batía crema en un bol. Ella estaba
mezclando otros ingredientes en otros.
- Esto ya está a punto...- exclamó él,
mientras le acercaba una cuchara para que probara. Ella la tomó y probó la
crema de manera muy seductora, mientras él se mordía el labio y la miraba con
deseo.
- Esta muy rica...- exclamó lentamente. Él
volvio a cargar la cuchara, acercandose.
- ¿Querés un poquito mas?- acercó la
cuchara, pero cuando la tuvo cerca, la apartó y en su lugar, la besó.
La cuchara quedó perdida mientras ellos se
besaban cada vez con mas pasión. Peter aprovechó para acariciar su espalda y
bajar hasta su colita, mientras la apretujaba contra su cuerpo, sintiendo sus
pechos sobre él.
Se separaron un momento, mientras ella lo
miraba con una sonrisa.
- Definitivamente estaba muy rica...
- Vos lo estás todavía mas...- exclamó él,
lleno de deseo. Empezó a acariciar sus pechos, por sobre la remera, mientras
ella se apoyaba contra la mesada, inclinandose para faciliarle la tarea. Pitt
empezó a pasar su lengua sobre la tela, notando la forma dura y erizada de sus
pezones y exitandose aún más. Delicadamente, mientras ella seguía moviendo
sensualmente su cuello hacia atrás, él levantó su remera, tocando y chupando
suavemente sus pechos ya sin tela de por medio.
- Mmmmm no pares, pela!- exclamó ella, acariciando
su cabeza.
Él sonrió y levantó la vista.
- No! Pero lo vamos a hacer más divertido!-
le guiñó un ojo. Tomó el bol que había dejado en la mesa y esparció un poco de
crema en los pecho de Lali. Su piel se erizó ante el contacto de la crema fría,
pero se relajó cuando él empezó a sacarla con sus labios, saboreando su piel y
mordiendo suavemente sus pezones.
- Mmmmmm riquisimooooooooo- exclamó
mientras seguía poniendo y sacando crema de la piel de la morocha. Ella se
colgó de él, sujetando sus piernas en su cintura, mientras manchaba su remera
con la crema que había en su cuerpo. Lo besó, dejando que sus lenguas jugaran
juntas, llenas de deseo, mientras él la sostenía acariciando su colita.
Finalmente se bajó, lo tomó de la mano y lo
guió hasta su habitación. Una vez allí, lo ayudó a quitarse la remera mientras
seguían besandose. Él la recostó, empezando a besar su cuello y bajando cada
vez más sobre su cuerpo, hasta llegar a la parte baja de su abdómen y toparse
con el short que aún llevaba.
Con una sonrisa en los labios depositó
varios besos en el borde del elastico, antes de empezar a sacarselo suavemente.
Volvió sobre ella, besándola lleno de deseo, mientras sus manos recorrian todo
su cuerpo, tratando de apoderarse de cada parte. Ella acariciaba su espalda,
rasguñandolo y apretandolo contra si. Él se encargó de sacarse el jean, para
que quedaran en igualdad de condiciones. Ella lo guió para que se sentara en el
respado de la cama, mientras se deslizaba a gatas por la cama, mirandolo con su
mejor cara de puta. Se acercó a sus labios, apenas rozandolos, y bajo hasta su
boxer, quitandolo y metiendose su pija en la boca.
La abría completamente, y bajaba
cubriendola lo más que podía, para encerrarla entre sus labios y saborearla
más. Su lengua la recorría completamente mientras Peter se retorcía de placer,
aferrandose al cabello de la morocha con desesperación.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh DIOS!!! NO
PAREEES NENA!!!!! AHHHHHHHHHHHH MAS ADEEEENTRO, DALE CHUPALA BIEEEN, PUTA!!!
Ella le hacía caso, empezando a meterla y
sacarla de su boca cada vez a mayor velocidad, mientras sentía que él iba
llegando a la cima del placer. Cuando lo vio al borde de la lujuria, se sentó
sobre su pija y volvió a besarlo con deseo, mientras frotaba su entrepierna con
la pija erecta de Peter. El sostenia sus piernas, para que su pija siguiera en
contacto con la humedad de su ropa interior. Finalmente no pudo aguantarse más.
Sin dejar de besarla se encargó de correrle la ropa interior y dejar su pija en
medio de su conchita. Ella sonrió y se dejó caer, empezando a saltar mientras
él acariciaba su espalda y la apretaba contra si, dándole besos húmedos y frotando sus pechos. Ella
movía sus caderas cada vez más rápido. Se apartó un momento él, inclinandose
hacia atrás y colocando sus manos sobre la cama para sostenerse mejor, mientras
él se deleitaba con sus pechos, que no dejaban de moverse por la velocidad con que Lali movía su cuerpo.
Finalmente los tomó con sus manos, juntandolos y frotando su cara sobre ellos,
chupandolos casi con brutalidad mientras ambos llegaban al borde del placer.
- AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH DALE,
DALE MI VIDA, YA LLEGO!! UN POCO MAS, PUTA! DALEEEE!!!!!! DALEEE, YO SE QUE TE
GUSTA, BEBE!!! AHHHHHHHHHHHHHHHH
Acabaron al mismo tiempo, mientras
desaceleraban la velocidad de sus movimientos y se miraban, todavía con lujuria
y seducción. El la abrazó, besando su cuello, sintiendo su respiración agitada
y disfrutando, aún, de tenerla dentro suyo.
- Creo que voy a comprar una torta en la
panadería....- susurró ella con la voz entrecortada, besando sus mejillas y sus
labios.- Va a ser dificil descubrir tus dotes culinarios, pela! Me gustan mas
tus dotes en la cama!
Rieron disfrutando la sensación de un deseo
cumplido.
**************************
Cande y Vico estaban tirados en el piso,
entre almohadones. Ella estaba recostada sobre él, apoyando su espalda en el
pecho del morocho, mientras la ayudaba a manejar los controles de la Play.
Reían mientras perdían puntos en todos los juegos. Cuando ella probaba por si misma,
él aprovechaba para acariciar su cintura o sus piernas. Finalmente dejaron el
joystick y siguieron mirando la tele. Por así decirlo.
Vico apartó el cabello de Cande suavemente
con su manos, y empezó a besar su cuello, mientras sus brazos la abrazaban.
Acariciaba su pancita, con movimientos casi dulces, mientras sus labios se iban
deslizando por su espalda, corriendo la tira de su vestidito.
- Ahhhhh- suspiraba ella, mientras él
sonreia y seguía con su trabajo. No pudo resistirlo mucho más y sus manos
empezaron a bajar más, subiendo su vestido e intentando separa las piernas de
la morocha. Ella las abrió, ahorrandole la tarea, y él empezó a acariciar su
ropa interior, sin perder el ritmo lento y sensual que llevaban. Empezó a
turnarse entre su entrepierna y sus pechos, que acariciaba sobre el vestido, mientras ella, aún recostada en su
pecho, se entrega a sus caricias y al placer que le estaban provocando.
- Ahhhhhh no pares, negri...- dijo en un
susurro. Él volvió a sonreir, satisfecho. Sin dejar de besarla, atrajo sus
piernas hasta tenerla recostada en su brazo izquierdo. Ella apoyaba sus piernas
en la pierna derecha del morocho. La besó mientras se paraba y, alzandola, la
llevaba al sillón de su sala. La acostó con delicadeza y, suavemente, se recostó
sobre ella, siguiendo con sus besos. Ella lo abrazó con fuerza y él acarició
sus piernas, subiendo aún más su vestido.
Cande tocaba la espada del morcho, hasta
empezar a sacar su remera. Él sonrió y se la sacó, mientras ella esbozaba una
gran sonrisa y acariciaba el torso desnudo de ese hombre que tenía enfrente.
Vio sus ojos realmente por primera vez, antes de que se cerraran para volver a
besarla, y memorizó el color hermoso y delicado que tenían. Mientras él le
sacaba finalmente el vestido ella pensaba que eran los ojos más lindo que había
visto en su vida.
Las manos de Vico se resbalaron bajo la
ropa interior de Cande y, sin dejar de besarla un solo momento, empezó a
tocarla con más entusiasmo, logrando que su conchita se fuera humedeciendo de a
poco. Se paró solo un momento, para sacarse el pantalón, y volvió a recostarse
sobre ella, cuya temperatura subió del todo al sentir semejante bulto entre sus
piernas. Él empezó a moverse sobre ella, mientras ella acariciaba su espada y
ambos suspiraban de ansiedad.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
- Ahhhhhhh no me hagas desear más, negri!
quiero sentirte dentro mio!- murmuró ella, casi en un ruego.
Él sonrio, mientras sus besos bajaban por
sus pechos y llegaban a su pancita. Allí se deshizo de la ropa interior que les
quedaba a ambos. Besó su conchita mojada, abriendo sus piernas y pasando su
lengua, mientras ella se sostenía del respaldo del sillón, que estaba detrás
suyo, y arqueaba la espalda para que él tuviera su concha más cerca. No tuvo
que tomarse mucho tiempo porque ella ya estaba muy mojada. Volvió a subir en un
camino de besos que terminaron en su delgado cuello y, volviendo a envolverla
en sus labios, se metió dentro de ella.
Los vaivénes eran cada vez más rápidos,
pero al mismo tiempo suaves, y ella pensó que nunca alguien la había tratado
con tanta delicadeza.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh- suspiró ella en
su oído.
- ¿Te gusta flaqui?- preguntó él con la voz
entrecortada, sin dejar de moverse.
- Siiiiiiiiiiiiiiiii me encanta!!! vos me
encantas!!!- dejó escapar, mientras sus manos tomaban las mejillas del morocho
para darle un beso apasionado.- Ahhhhhhhh no pares negriii!!!! más fuerte!!!!
Ella se entregó a él, mientras se unían en
un abrazo y entraban en el más fuerte y dulce placer.
En ese mismo momento, en la casa de la
esquina, una chica rubia de ojos claros estaba sentada en la acera, con la
mirada brillante, y una lágrima solitaria caía por su mejilla.
--- Tatiii <3
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