martes, 17 de abril de 2012

CAPITULO ONCE

 

CAPITULO ONCE
 
N/A: El siguiente fic contiene lenguaje adulto y sexo explícito. Menores de 18 leen bajo su responsabilidad. 
 
 
Candela estaba en su cocina, preparando dos tazas de café, mientras conversaba alegremente con un muchacho de cabello castaño y ojos pardos, que en ese momento colocaba en un plato las facturas que había llevado.
- Si, Canu, fue genial! Tendrías que haber estado ahi!
- Ay gordo! Sabes que esas cosas no me van a mi!- se lamentó ella mientras se sentaba, colocando las tazas. Su amigo se sentó junto a ella mientras seguían charlando.
- Antes te iban, se te está yendo el glamour!- bromeó.
- No, Agus, nada que ver... pasa que nosotros eramos novios, gordo ¿entendes? Entonces yo hacía de cuenta que me gustaban todas esas cosas... pero en realidad me parecen cualquiera, sorry...
Agus la miró fijamente.
- Mirás las cosas que me vengo a enterar... - sonrió.- Y las exposiciones de autos no son cualquiera...- añadió pretendiendo cierta seriedad.
- Como vos digas...- exclamó ella, reprimiendo una sonrisa.- Pero cuando quieras podemos ir a esquiar, eso me sigue gustando...
- Jaja... si, pero la última vez que te dije no podías, asi que no te quejes... mi vieja te extraña... dice que nos tenes abandonados...
- Ay Agus, escenas de celo tuyas no, please! no me las hacias ni cuando salíamos!- rió.
- Bueno, a lo mejor no quería que se notara, pero ¿te pensas que no me molestara que te pusieras esas mini super cortas y que todos los flacos te miraran?
- Jaja... mira las cosas que me vengo a enterar...- se burló.- Pero bueno, es verdad que estuve un poco colgada! Igual me re gustó que me mensajearas esta mañana, gordo! Hace rato que no hablabamos!- exclamó entusiasmada, acercandose con la silla y abrazandolo. Él sonrió, siguiendo el abrazo. Sus manos acariciaban la espalda de la morocha, aumentando un poco la intensidad, mientras sus labios rozaban su cuello.
- Bueno, bueno...- se apartó Candela, frenandole el carro.
Él se apartó, todavía con sus manos en la espalda de su amiga.
- ¿Qué pasa, Canu? ¿Me tenés miedo?- bromeó.
- No, gordo... pero no quiero que nos mandemos cualquiera...
- ¿Cualquiera? Vamos, lo decis como si nunca hubieramos estado juntos- exclamó con complicidad.
- Si, Agus... pero ya no estamos juntos, somos amigos y no quiero que perdamos eso, entendes?- dijo haciendo puchero.- Posta, gordo! vos sos importante para mi! y aunque sea con vos quiero que las cosas esten claras, si?
- Jaja están claras...
- Si, y es mejor que sigan asi...- sonrió ella, mientras se enderezaba y volvía a tomar su taza.- Contame, cómo estuvo el verano en Cuba... Yeyo me contó que...

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Lali daba vueltas por el supermercado, agarrando cosas con una mano mientras con la otra sostenía el teléfono mientras hablaba.
- Si, rubio, obvio que lo vamos a repetir.
Nico reía del otro lado.
- ¿Qué te parece si uno de estos días nos tomamos un licuado?
Ella se puso un poco seria.
- Rubio, no tentemos la suerte... ese lugar queda re cerca de lo de Euge, mira si nos ve... se pudre todo!
- Como amigos, morocha! Ella sabe que me estas ayudando a estudiar, no va a pensar mal...
- No se, rubio... despues hablamos... creo que lo mejor va a ser que nos juntemos otra vez en casa!
- Bueno, pensalo!- rio del otro lado.- Me sorprendes morocha! no te hacía tan... como decirlo?... considerada...
Ella rio.
- No lo soy... pero Euge es mi mejor amiga... No tengo drama en estar con vos, porque realmente la pasamos muy bien juntos...- exclamó seductoramente.- Pero de verdad prefiero que no se entere... no quiero que se enoje conmigo...
- Todo bien, morocha! Ya vamos a ver como hacemos! Te dejo porque tengo que subirme al auto. Cuidate si?
- Un beso, rubio!.- cortó, empujando un changuito casi lleno. Había harina, manteca, huevos, crema, leche, chocolate y muchas cosas más. Estaba tratando de encontrar confites cuando chocó con otro changuito y, sorprendida, vio una cara conocida.
- AY! ¿Porqué no mirás por dónde...?- levantó la vista.- ¿¡Peter?!
Él sonrió, apartandose un poco de su carro y mirándola con complicidad.
- Lali! ¿Cómo andas nena?- exclamó, dándole un pequeño pero intenso abrazo y comiendola con la mirada.- Mirá vos, de todos los lugares donde podía encontrarte, el que menos imaginé fue este- sonrió.
- Bueno, no soy muy habitué, para serte sincera, pero tengo que hacer una torta porque es el cumple de un compañero del laburo y dije que la iba a hacer yo!- se quejó.- Y la cocina no es mi fuerte, creeme...!
Él la miró con una sonrisa de suficiencia en los labios, levantando un poco las cejas.
- Bueno, Lali... estás en tu día de suerte! Porque estás frente al MEJOR repostero del mundo!
Ella lo miró sin convicción.
- Vos decís?
- Obvio!- se alejó de su carro, en el que solo había un par de gaseosas, y se hizo cargo del de ella, eligiendo el resto de las cosas que faltaban por comprar.


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"Hola flaqui! Soy Vico, ¿te acordas de mi? Esta noche me quedo en el depto de mi hermano, a unas diez cuadras de tu casa. ¿No querés hacerme compañia, linda?"
Candela sonrió. Estaba despidiendo a su amigo Agustín cuando sintió que su celu vibraba y, una vez que la puerta estuvo cerrada, leyó ese mensaje que le subió la temperatura a mil. Había pensado, después de tantos días, que él no iba a llamarla.
Le contestó que claro que iría, y él le pasó la dirección. Realmente era cerca.
Fue a preparar la ropa que se pondría, cuando sintió que su hermano y su mamá llegaban.
- Hola princesa!- la saludó Benja, estrechándola entre sus brazos mientras su mamá dejaba las bolsas que llevaba en el sillón.- ¿Cómo andas?
- Hola Ben!! Hola mamu! Todo bien, uds? Qué tal el día?
Estuvo hablando un rato con ellos y les dijo que tenía que ir a estudiar a lo de una compañera, porque al otro día tenía examen.
- Seguro nos quedamos estudiando toda la noche, mamu, porque son banda de temas! No te enojas no? Me llevo la mochila y mañana vamos de ahí...- sugirió con su mejor cara de santa.
La madre aceptó y ella se preparó para ir a lo de Vico.

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Lali estaba en su casa, con Peter. Ella llevaba una remera negra, sin sostén, ajustada al cuerpo, y unos shorts deportivos. Él tenía unos jeans y una camisa manga corta, tapada por un pequeño delantal azul que llevaba puesto mientras batía crema en un bol. Ella estaba mezclando otros ingredientes en otros.
- Esto ya está a punto...- exclamó él, mientras le acercaba una cuchara para que probara. Ella la tomó y probó la crema de manera muy seductora, mientras él se mordía el labio y la miraba con deseo.
- Esta muy rica...- exclamó lentamente. Él volvio a cargar la cuchara, acercandose.
- ¿Querés un poquito mas?- acercó la cuchara, pero cuando la tuvo cerca, la apartó y en su lugar, la besó.
La cuchara quedó perdida mientras ellos se besaban cada vez con mas pasión. Peter aprovechó para acariciar su espalda y bajar hasta su colita, mientras la apretujaba contra su cuerpo, sintiendo sus pechos sobre él.
Se separaron un momento, mientras ella lo miraba con una sonrisa.
- Definitivamente estaba muy rica...
- Vos lo estás todavía mas...- exclamó él, lleno de deseo. Empezó a acariciar sus pechos, por sobre la remera, mientras ella se apoyaba contra la mesada, inclinandose para faciliarle la tarea. Pitt empezó a pasar su lengua sobre la tela, notando la forma dura y erizada de sus pezones y exitandose aún más. Delicadamente, mientras ella seguía moviendo sensualmente su cuello hacia atrás, él levantó su remera, tocando y chupando suavemente sus pechos ya sin tela de por medio.
- Mmmmm no pares, pela!- exclamó ella, acariciando su cabeza.
Él sonrió y levantó la vista.
- No! Pero lo vamos a hacer más divertido!- le guiñó un ojo. Tomó el bol que había dejado en la mesa y esparció un poco de crema en los pecho de Lali. Su piel se erizó ante el contacto de la crema fría, pero se relajó cuando él empezó a sacarla con sus labios, saboreando su piel y mordiendo suavemente sus pezones.
- Mmmmmm riquisimooooooooo- exclamó mientras seguía poniendo y sacando crema de la piel de la morocha. Ella se colgó de él, sujetando sus piernas en su cintura, mientras manchaba su remera con la crema que había en su cuerpo. Lo besó, dejando que sus lenguas jugaran juntas, llenas de deseo, mientras él la sostenía acariciando su colita.
Finalmente se bajó, lo tomó de la mano y lo guió hasta su habitación. Una vez allí, lo ayudó a quitarse la remera mientras seguían besandose. Él la recostó, empezando a besar su cuello y bajando cada vez más sobre su cuerpo, hasta llegar a la parte baja de su abdómen y toparse con el short que aún llevaba.
Con una sonrisa en los labios depositó varios besos en el borde del elastico, antes de empezar a sacarselo suavemente. Volvió sobre ella, besándola lleno de deseo, mientras sus manos recorrian todo su cuerpo, tratando de apoderarse de cada parte. Ella acariciaba su espalda, rasguñandolo y apretandolo contra si. Él se encargó de sacarse el jean, para que quedaran en igualdad de condiciones. Ella lo guió para que se sentara en el respado de la cama, mientras se deslizaba a gatas por la cama, mirandolo con su mejor cara de puta. Se acercó a sus labios, apenas rozandolos, y bajo hasta su boxer, quitandolo y metiendose su pija en la boca.
La abría completamente, y bajaba cubriendola lo más que podía, para encerrarla entre sus labios y saborearla más. Su lengua la recorría completamente mientras Peter se retorcía de placer, aferrandose al cabello de la morocha con desesperación.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh DIOS!!! NO PAREEES NENA!!!!! AHHHHHHHHHHHH MAS ADEEEENTRO, DALE CHUPALA BIEEEN, PUTA!!!
Ella le hacía caso, empezando a meterla y sacarla de su boca cada vez a mayor velocidad, mientras sentía que él iba llegando a la cima del placer. Cuando lo vio al borde de la lujuria, se sentó sobre su pija y volvió a besarlo con deseo, mientras frotaba su entrepierna con la pija erecta de Peter. El sostenia sus piernas, para que su pija siguiera en contacto con la humedad de su ropa interior. Finalmente no pudo aguantarse más. Sin dejar de besarla se encargó de correrle la ropa interior y dejar su pija en medio de su conchita. Ella sonrió y se dejó caer, empezando a saltar mientras él acariciaba su espalda y la apretaba contra si, dándole  besos húmedos y frotando sus pechos. Ella movía sus caderas cada vez más rápido. Se apartó un momento él, inclinandose hacia atrás y colocando sus manos sobre la cama para sostenerse mejor, mientras él se deleitaba con sus pechos, que no dejaban de moverse por la  velocidad con que Lali movía su cuerpo. Finalmente los tomó con sus manos, juntandolos y frotando su cara sobre ellos, chupandolos casi con brutalidad mientras ambos llegaban al borde del placer.
- AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH DALE, DALE MI VIDA, YA LLEGO!! UN POCO MAS, PUTA! DALEEEE!!!!!! DALEEE, YO SE QUE TE GUSTA, BEBE!!! AHHHHHHHHHHHHHHHH
Acabaron al mismo tiempo, mientras desaceleraban la velocidad de sus movimientos y se miraban, todavía con lujuria y seducción. El la abrazó, besando su cuello, sintiendo su respiración agitada y disfrutando, aún, de tenerla dentro suyo.
- Creo que voy a comprar una torta en la panadería....- susurró ella con la voz entrecortada, besando sus mejillas y sus labios.- Va a ser dificil descubrir tus dotes culinarios, pela! Me gustan mas tus dotes en la  cama!
Rieron disfrutando la sensación de un deseo cumplido.

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Cande y Vico estaban tirados en el piso, entre almohadones. Ella estaba recostada sobre él, apoyando su espalda en el pecho del morocho, mientras la ayudaba a manejar los controles de la Play. Reían mientras perdían puntos en todos los juegos. Cuando ella probaba por si misma, él aprovechaba para acariciar su cintura o sus piernas. Finalmente dejaron el joystick y siguieron mirando la tele. Por así decirlo.
Vico apartó el cabello de Cande suavemente con su manos, y empezó a besar su cuello, mientras sus brazos la abrazaban. Acariciaba su pancita, con movimientos casi dulces, mientras sus labios se iban deslizando por su espalda, corriendo la tira de su vestidito.
- Ahhhhh- suspiraba ella, mientras él sonreia y seguía con su trabajo. No pudo resistirlo mucho más y sus manos empezaron a bajar más, subiendo su vestido e intentando separa las piernas de la morocha. Ella las abrió, ahorrandole la tarea, y él empezó a acariciar su ropa interior, sin perder el ritmo lento y sensual que llevaban. Empezó a turnarse entre su entrepierna y sus pechos, que acariciaba sobre el  vestido, mientras ella, aún recostada en su pecho, se entrega a sus caricias y al placer que le estaban provocando.
- Ahhhhhh no pares, negri...- dijo en un susurro. Él volvió a sonreir, satisfecho. Sin dejar de besarla, atrajo sus piernas hasta tenerla recostada en su brazo izquierdo. Ella apoyaba sus piernas en la pierna derecha del morocho. La besó mientras se paraba y, alzandola, la llevaba al sillón de su sala. La acostó con delicadeza y, suavemente, se recostó sobre ella, siguiendo con sus besos. Ella lo abrazó con fuerza y él acarició sus piernas, subiendo aún más su vestido.
Cande tocaba la espada del morcho, hasta empezar a sacar su remera. Él sonrió y se la sacó, mientras ella esbozaba una gran sonrisa y acariciaba el torso desnudo de ese hombre que tenía enfrente. Vio sus ojos realmente por primera vez, antes de que se cerraran para volver a besarla, y memorizó el color hermoso y delicado que tenían. Mientras él le sacaba finalmente el vestido ella pensaba que eran los ojos más lindo que había visto en su vida.
Las manos de Vico se resbalaron bajo la ropa interior de Cande y, sin dejar de besarla un solo momento, empezó a tocarla con más entusiasmo, logrando que su conchita se fuera humedeciendo de a poco. Se paró solo un momento, para sacarse el pantalón, y volvió a recostarse sobre ella, cuya temperatura subió del todo al sentir semejante bulto entre sus piernas. Él empezó a moverse sobre ella, mientras ella acariciaba su espada y ambos suspiraban de ansiedad.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
- Ahhhhhhh no me hagas desear más, negri! quiero sentirte dentro mio!- murmuró ella, casi en un ruego.
Él sonrio, mientras sus besos bajaban por sus pechos y llegaban a su pancita. Allí se deshizo de la ropa interior que les quedaba a ambos. Besó su conchita mojada, abriendo sus piernas y pasando su lengua, mientras ella se sostenía del respaldo del sillón, que estaba detrás suyo, y arqueaba la espalda para que él tuviera su concha más cerca. No tuvo que tomarse mucho tiempo porque ella ya estaba muy mojada. Volvió a subir en un camino de besos que terminaron en su delgado cuello y, volviendo a envolverla en sus labios, se metió dentro de ella.
Los vaivénes eran cada vez más rápidos, pero al mismo tiempo suaves, y ella pensó que nunca alguien la había tratado con tanta delicadeza.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh- suspiró ella en su oído.
- ¿Te gusta flaqui?- preguntó él con la voz entrecortada, sin dejar de moverse.
- Siiiiiiiiiiiiiiiii me encanta!!! vos me encantas!!!- dejó escapar, mientras sus manos tomaban las mejillas del morocho para darle un beso apasionado.- Ahhhhhhhh no pares negriii!!!! más fuerte!!!!
Ella se entregó a él, mientras se unían en un abrazo y entraban en el más fuerte y dulce placer.

En ese mismo momento, en la casa de la esquina, una chica rubia de ojos claros estaba sentada en la acera, con la mirada brillante, y una lágrima solitaria caía por su mejilla.

  --- Tatiii <3

 

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