CAPITULO NUEVE
N/A: El siguiente fic contiene lenguaje adulto y sexo explícito. Menores de 18 leen bajo su responsabilidad.
Rochi y Pablo caminaban por la plaza,
tomados de la mano. Él la miraba con los ojos brillantes, con ese color que
solo aparecía cuando la miraba. Pero ella estaba algo distante ese día, y por
su mente pasaban miles de imagenes. Había conocido a Poli hacía algunos meses,
en un club deportivo. La había conquistado con su buen humor y su sonrisa. Ella
venía de una tristeza muy grande y creyó que a su lado podría volver a ser
feliz. Se había prometido a si misma que iba a serle fiel, que iba a probar si
podía ser feliz con él. Pero había fallado y eso le generaba un nudo en el
pecho. Lo de Peter no había sido nada, porque Pablo había estado ahí y solo
había sido un juego sexual. Pero con Gas... con él las cosas eran distintas.
(FLASH BACK)
Dos nenas rubias, de ocho años, jugaban en
el jardín, y se peleaban por una muñeca.
- Es mia, Rocío!!! MAMA! Rocío me quitó la
muñeca!!!!- gritaba una de ellas, forcejeando con su hermana.
- Es mentira- llorisqueó la otra, bajando
la guardia. Eugenia aprovechó para correr lejos con la muñeca en sus manos,
mientras Rocío lloraba.- NOO!! VENI PARA ACA EUGENIA!!
Se sentó en el pilar de la puerta de su
casa, llorando en silencio.
- ¿Estas bien?- un nene se había acercado a
ella. Parecía de unos 10 o 12 años. Era rubiecito, de mirada dulce y generosa.
Ella lo miró con seriedad, volteando su cara.
- No me molestes!
Él sonrió.
- Me llamo Gastón. Me mudé hace unos días a
la casa de la esquina, con mis papas.
- ¿Quién te preguntó?
- ¿Porqué lloras?
- ¿Qué te importa?
Después de varias interrupciones más el
rubio desistió y se alejó, mientras Rocío seguía lamentandose por su muñeca. Lo
volvió a ver al otro día, cuando estaba de mejor humor, y se sentía un poco mal
por haber sido tan caprichosa.
- Hola- lo saludó, cuando lo vio caminando
por la calle. Él sonrió.- Hola.
Se quedaron en silencio, mientras ella
jugueteaba con la muñeca que tenía en sus manos.
- Mi hermana no quería darme la muñeca...-
explicó ella torpemente.- Ayer... estabamos jugando y me la sacó!- se quejó.
- Veo que la recuperaste...
- Si, pero ella no quiere jugar conmigo.-
se lamentó.
- Si querés jugamos juntos...- propuso él-
Pero no con las muñecas... ¡¿Porqué no jugamos a la mancha?!- propuso
entusiasmado.
- No, nene! eso es re aburrido! ademas
somos dos solos!
- No importa. Juguemos una vez y si no te
gusta jugamos a otra cosa.
- Esta bien- aceptó ella, no muy
convencida. Fueron al patio de su casa, que era bastante grande, y la rubia
empezó a correr mientras su nuevo amigo trataba de atraparla.
- Jajajaja! no me atrapas! no me atrapas!-
se burlaba ella, mientras él corría mas rápido, sorprendido por la velocidad de
su amiguita.
Ella estaba pasando por al lado de un árbol
enorme cuando él logró atraparla, aferrandose a su cintura y provocando que
ambos cayeran por el envión, riendo a carcajadas.
- Te atrapé!- exclamó triunfante,
mirandola. Ella seguía riendo.- No sé tu nombre...- observó el rubio.
- Ro.. rocío- dijo ella con la voz
entrecortada por las risas.- Me llamo Rocío.
- Bueno, te atrapé, Rocío...- rió él
mientras sus risas se iban apagando, mirandola a los ojos.
Ese día, en esa mirada, ella supo que ese
nuevo amigo iba a ser muy importante en su vida. Aunque no imaginaba cuánto...
(FIN FLASH BACK)
Las hermanitas Irgazabal se habían hecho
muy amigas de "el nuevo chico Dalmau". Sus madres se habían conocido
y se habían llevado muy bien, por lo que la presencia de Gastón se hizo
permanente en sus vidas. Euge se había sumado a los juegos, y a menudo se
discutían la antención del rubio con su hermana, pero cuando crecieron las
cosas cambiaron. Los tres dejaron el hermoso y lindo lugar en el que habían
crecido y viajaron a la ciudad para terminar el secundario y elegir lo que
harían después. De repente Gastón se sintió abrumado por el aire urbano y
empezó a actuar de manera distinta. Salía todas las noches con un grupo de
amigos y salía cada día con una chica diferente. Las rubias no sabían que hacer
para recuperar la atención de su amigo, por lo que se sumaron al cambio brusco
y empezaron a vestir provocativamente y salir con diferentes chicos. Lo
consiguieron, él volvió a mirarlas. Salió con cada una de ellas varias veces,
los tres envueltos en esa sensación de seguridad acerca de sus acciones que les
proporcionaba la consciencia de que todo se debía a que eran personas
diferentes a las de antes. Y asi se sumieron el el universo de las relaciones
sexuales, empezando a disfrutarlas. A gozar cada nueva experiencia.
Sin embargo, las cosas entre Rocío y Gastón
siempre habían ido mas allá. Un día decidieron jugarse y empezaron a salir. Se
querían mucho, demasiado, y eso hacía las cosas más fáciles, por lo mucho que
se conocían. Pero una noche ella descubrió que él le había mentido para salir
con sus amigos y supuso que en realidad, sus múltiples citas y encuentros
nocturnos no habían cambiado. Se sintió tonta, pero no quería perderlo. Para no
salir lastimada decidió terminar con él. Le pidió que volvieran a la relación
de antes, que eran demasiado fogosos para mantenerse atados y podían disfrutar
más sin una relación estable. Él se sorprendió, pero aceptó, y ella se sumió en
una tristeza interna, sin decirle la verdad a nadie.
Había vuelto a su casa, a cuidar a sus
padres, y trabajar un poco para pagarse los estudios universitarios, pero ahora
había tenido que volver, y volver a verlo. No solo eso, había vuelto a estar en
sus brazos, y aunque intentara negarlo sabía que nunca iba poder sentir por
alguién lo que sentía por él. Ni siquiera por Pablo.
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Vico no podía dejar de pensar en la
hermanita de su compañero. Aunque era un chico lanzado a quien no le faltaban
las citas nocturnas, nunca había pasado por una situación tan exitante como la
que había vivido con Candela. Cada noche pensaba en eso, y la temperatura de su
cuerpo subía horrores. Daba vueltas con el papelito y el número de teléfono,
pero todavía no se decidia a llamarla.
Sin embargo, esa noche encontraría algo de
consuelo. Solo bastaba un mensaje.
"Diosa! Querés venir a casa?".
Listo! Un "Enviar" y solo restaba esperar.
"Dale! en un rato estoy por ahi.
Besitos Vic! ;)". Sonrió ante la respuesta.
Eran cerca de las 21hs y el timbre no tardó
en sonar.
Abrió con una sonrisa y una rubia lo miró
seductoramente del otro lado. Era alta, delgada, con el cabello largo y lacio,
y los ojos castaños. Llevaba un pantalón corto de jean y una remerita blanca
anudada en la cintura, que dejaba su pancita a la vista. La abrazó con cuidado
de tocar bien su colita mientras lo hacía, y ella no se quejó.
- ¿Cómo andas Vic?- preguntó ella, dejando
su bolso en el siilón.
- Genial...- dijo él en un susurro,
abrazandola nuevamente y besando su cuello.
- Mmm veo que estamos un poquito
calientes... ¿Para que me llamaste, gordo?
- Para coger, ¿para qué va a ser?- exclamó
con impaciencia mientras seguía besando su cuello y apretandola contra su
pecho.
- Mmm- suspiró ella, enredando sus brazos
en el cuello del morocho.- Hace rato que no me llamabas, Vic, pensé que me habías reemplazado por
otra...
- Nunca! Siempre vas a ser mi puta
preferida, lo sabes... exclamó mientras sus manos se metían bajo su remera,
desabrochando su sostén, sin dejar de besar su cuello.
Ella se alejó un poco solo para sonreir y
sacarse la remera.
- Obvio! Porque soy la mejor!- exclamó
antes de saltar sobre él, afirmando sus piernas en la cintura de Vico y besandolo
con pasión, ya sin remera ni sostén. Él siguió el beso, acariciando su espalda,
bajando cada vez más, tratando de meter
las manos bajo el pantalón. Ella se separó un poco, sin bajarse, y Vico empezó
a besar sus pechos. Eran hermosos y grandecitos. Su lengua pasaba por alrededor
de los pezones, que se iban endureciendo. Quizo hacerlo de manera más cómoda y,
acercándose al escritorio, la sentó allí, apoyando las manos en la cintura de
la rubia y besando sus pechos con dedicación, mientras ella arqueaba la espalda
por el placer, y empezaba a gemir.
- Ahhhhhhhhhhhhhhh, siiiiiii viquito, no
pares, mi vida!!!
Con sus manos empezó a presionar la cabeza
del morocho sobre sus pechos. Amaba que los chupara y los succionara de esa
manera, como solo él podía hacerlo.
Vico empezó a mamar las tetas de la rubia,
logrando que ella gimiera más fuerte.
- AHHHHHHHHHHHH
Él sonrio, acercandose a sus labios.
- ¿Te gusta, Mery? ¿Te gusta que te coja,
puta?
Ella asintió, volviendo a pasar sus manos
por el cuello del morocho y acercándolo brutalmente, para besarlo una vez mas.
Se bajó del escritorio, sacándose el pantalón, y tomó a Vico de la mano,
dirigiendolo a la habitación, que conocía perfectamente. De un empujón lo tiró
en la cama. Se sacó la única prenda que tenía y quedó completamente desnuda.
Sonriendo, se subió a la cama, gateando sobre el morocho. Lo besó con fuerza,
dejando que su lengua entrara lo más adentro posible y jugara con la de él.
Después se deslizó hasta su cuello, chupando su piel con pasión, mientras él
aprovechaba para manosear sus tetas, que oscilaban sobre su pecho de manera
tentadora.
Mery se incorporó y se encargó de sacarle
la remera a Vico. Luego volvió a besarlo, bajando no solo por su cuello, sino
por su pecho. Quería recorrer todo su cuerpo con su lengua. Los besos llegaron
hasta la pelvis del morocho, que se sentía en el paraiso. Ella le dirigió una
mirada pícara y continuó con sus labios sobre el pantalón de él, dejando
pequeños besos. Luego empezó a desabrocharlo, casi con tranquilidad. Se los
bajó hasta sacarlos por completo. Luego se encargó de los boxers.
La pija de Vico salió casi parada y ella
sonrió.
Con la punta de su lengua empezó a
acariciarla de a poco. Luego se la metió en la boca. La abría con ambición y
trataba de capturarla toda con sus labios. Tomó al morocho de las caderas y
empezó a chuparsela cada vez más rápido, como a él le gustaba.
- AHHHHHHHHH SIIIIIII MERYY!!! NO PARES,
PUTA!!! AYYYYYYYYYYYY QUE BUENA QUE SOS, TROLA!!! AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH
Sintió que estaba por acabar y la sacó de
su boca. Se recostó en la cama, abriendo las piernas, y empezó a tocarse la
concha. Supiraba cada vez con mas entusiasmo, mientras el morocho se mordía el
labio, deleitandose con la imágen.
- Necesitas ayuda?- exclamó con una
sonrisa.
Se acercó a ella, dejando que sus manos
empezaran a tocarla. Sentir su humedad lo hizo calentarse aún más. Empezó a
hacer círculos en la conchita de la rubia, con sus dedos. Tocó su clítoris,
mientras ella gemçía más.
- AHHHHHHHHHHHH SIIIIII VIC, SIIIIIII
Él sonrió y empezó a colarle unos dedos.
Los metía y los sacaba cada vez con más ganas y más velocidad. Ella movía sus
caderas para ayudar el movimiento. Sentía que estaba llegando a el paraíso.
Cuando vio que le faltaba poco para llegar a un orgasmo, se incorporó y empujó
al morocho, para que quedara recostado nuevamente. Se acercó a él y colocó su
concha a la altura de la pija de Vico. Dejó que entrara en ella de una,
empezando a saltar con entusiasmo.
- AHHHHHHHHHHHHHHH- suspiraba, mientras él
se mordía el labio. - MAS FUERTE, VIC!!!!! AHHHHHHHH
Apoyó las manos en el costado de la cama y
empezó a acelerar más. Vico la ayudaba con las manos en sus caderas. Cuando vio
que la rubia estaba un poco cansada decidió tomar cartas en el asunto. De un
solo movimiento la dio vuelta, quedando él sobre ella, sin que saliera de su
interior. Apoyó sus manos a los costados de la rubia y empezó a moverse dentro
suyo. Los vaivénes eran cada vez más rápidos, con más ganas.
- AHHHHHHHHHHHH SIII PUTA ¿TE GUSTA ASI?
- SIIIIIIIIIII
- AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH- gritaron los
dos, sintiendo que llegaban a la cima del placer.
Acabaron casi al mismo tiempo, mientras se
quedaban un momento disfrutando de esa sensación.
- Ahhhh, sigo manteniendo la opinión, Mery!
sos la mejor...- exclamó el con la voz entrecortada, dándole pequeños besos. -
¿Seguimos por la colita?- sonrió con picardía.
- Como vos qu...- un celular empezó a sonar
y ella se sobresaltó.- Es el mio- exclamó, saltando de la cama.
- No importa, Mery! Después atendes...-
quiso frenarla él, pero ella fue hasta su bolso.
Vico vio que agarraba el teléfono y
cambiaba su expresión.
- Tengo que irme!- anunció, algo turbada.
- No, Mery, no me podes dejar asi ¿qué
pasó?
- No importa, Vic! Después te cuento,
gordo. Se vistió con rapidez, se acercó para darle un beso fugaz y se atravesó
la puerta, velozmente, dejando al morocho completamente desconcertado.
--- Tatiii <3
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